En alta política casi nunca sabemos lo que se cocina. Cuando en noviembre pasado sorpresivamente el gobierno de Nicaragua decidió establecer la política de libre visado para los cubanos, muchos interpretaron el inesperado gesto de Daniel Ortega como una solicitud del gobierno cubano.
Solo unos meses antes, en julio, habían tenido lugar en la isla las mayores manifestaciones populares que se recuerden en las últimas décadas. El pueblo reaccionaba ante el desabastecimiento de comida y medicinas, el alto costo de la vida y, para rematar, los apagones, que llegaban en el peor momento posible.
En medio de esta verdadera crisis humanitaria, el presidente de los Estados Unidos no mostró gestos de buena vecindad. No suavizó la política de su antecesor republicano, como había prometido en campaña electoral. Por el contrario, declaraba que Cuba no era una prioridad para su administración. Y se lavaba las manos mientras aguardaba en la distancia el curso de los acontecimientos.
Si no fue el gobierno cubano quien le solicitó a Nicaragua que ofreciera el libre visado a los antillanos, lo cierto es que la iniciativa orteguista le vino muy bien. ¿Por qué? Pues por un lado servía como válvula de escape ante el generalizado descontento popular, permitiendo que muchos de los resentidos pudieran realizar viajes de compras a Nicaragua, o, sobre todo, para que emigraran definitivamente de la isla.
Y claro, el principal destino de la emigración cubana es Estados Unidos. De modo que una avalancha migratoria irregular servía para hacer presión al gobierno estadounidense. Solo en marzo de 2022 entraron unos 32 mil inmigrantes cubanos por la frontera con México. La cifra equivale a la población total de un municipio cubano como Cabaiguán, Caibarién o Mayarí.
La presión migratoria
Sí, el boom migratorio cubano sí ha servido como presión a la administración Biden. Lo demuestran las gestiones de la diplomacia estadounidense con gobiernos de Centroamérica, para que obstaculicen el tránsito aeroportuario de los cubanos que necesitan llegar a Nicaragua para comenzar desde allí su travesía hasta la frontera de Estados Unidos con México. Pero, además, recordemos que hace solo unos días se retomaron las conversaciones sobre temas migratorios entre el gobierno de Cuba y la Casa Blanca.
Ahora bien, ¿ambos gobiernos solo han dialogado sobre temas migratorios? ¿Cuánto sabemos realmente de los últimos diálogos entre los dos rivales más antiguos de la región de las Américas?
Cuando el 17 de diciembre de 2014 Obama y Raúl Castro dieron a conocer su intención de normalizar relaciones, ya ambos gobiernos llevaban años dialogando. El intercambio de presos y la apertura de embajadas que se anunciaron aquel día de San Lázaro, solo eran los primeros resultados visibles de no pocas tratativas de alto nivel.
Ver: Estados Unidos restablece el Programa de Reunificación Familiar y facilitará remesas y vuelos a provincia
Este lunes el gobierno estadounidense ha sorprendido a los cubanos de ambos lados del estrecho de la Florida con el anuncio de un paquete de medidas que suavizan las sanciones sobre Cuba.
Y sí, se trata de una sorpresa, pues pocos esperaban que Biden cumpliera de momento con sus promesas electorales. Según varios analistas se trata de una iniciativa inesperada antes de las elecciones de medio término, donde viene a ser determinante la aprobación popular del presidente de turno. Y el tema cubano es uno de los más peliagudos en la política estadounidense, dado el protagonismo de varios cubanoamericanos en altos cargos del gobierno estadounidense, o como líderes de opinión pública.
Recordemos que, a pesar de que Donald Trump revirtió la política de acercamiento con Cuba impulsada por Barack Obama, desautorizando viajes al interior de la isla y limitando los envíos de remesas familiares, aún así consiguió el favoritismo de los cubanoamericanos en las elecciones que perdió frente a Biden.
Pero en política 2 y 2 no siempre son 4. Y, ahora, está por verse hasta qué punto el actual presidente norteamericano se da un baño de popularidad, o lo contrario, con las nuevas medidas anunciadas este lunes.
¿Y Nicaragua? Pudiera cancelar el libre visado
Como dijimos anteriormente, en alta política nunca sabemos lo que se cuece. Apenas hemos sabido del cambio de política de Estados Unidos con Cuba. Pero, ¿acaso sabemos si el gobierno de Cuba le ha ofrecido a Biden alguna moneda de cambio? ¿Cuánto gana Nicaragua con el libre tránsito de cubanos por su territorio? ¿No bastaría una simple llamada telefónica de La Habana a Managua para poner fin al el libre visado?
Sin lugar a dudas vendrán interesantes noticias en las próximas jornadas.
Hola buenas tardes y para cuando sería yo tengo pasaje para el 30 de mayo
Por favor, le recomendamos leer el texto.
El titular está entre signos de interrogación. No se asegura que se eliminará el visado.
Un saludo.
Yo no creo que Ortega se deje influenciar por cuba y cierre el libre visado esperemos que la política de cuba no sea asimilada.