Restan pocos días para que autoridades de Cuba y Estados Unidos vuelvan a la mesa de diálogo para tratar temas de la agenda bilateral. El encuentro se efectuará mientras el programa de Parole humanitario de Joe Biden marcha viento en popa y a toda vela. En tanto, la embajada del país norteño en la Isla recuperó todas sus funciones. En ese panorama mutuo el inquilino de la Casa Blanca pretende reanudar el conocido como “diálogo sobre aplicación de la ley”.
Se estima que la delegación de alto nivel que viaje a Cuba esté integrada por representantes de los departamentos de Estado, Justicia y Seguridad Nacional. En el amplio grupo figurarán miembros del FBI, la Guardia Costera, así como del Departamento de Inmigración y Ciudadanía. No faltarán funcionarios de Aduanas y Protección Fronteriza ni de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas.
¿Vuelve la era del deshielo?
Recordemos que las anteriores cuatro ediciones de estos diálogos se efectuaron entre 2015 y 2018. Fueron, en su momento, resultado del “deshielo” impulsado por el también demócrata Barack Obama. Durante ese lapso las acciones tendieron un puente de cooperación entre ambas partes sobre diversos aspectos de interés.
Sobre todo, se tomaron acuerdos importantes relacionados con la repatriación de migrantes, el tráfico de drogas y la devolución de prófugos de la justicia estadounidense. En especial, las autoridades americanas sacaron provecho a estos temas antes mencionados.
En tanto, Cuba salió de la famosa lista de estados patrocinadores del terrorismo y sintió, en parte, algunas de las flexibilizaciones del embargo de Estados Unidos. Obama indicó cinco paquetes de medidas que palparon aspectos, hasta ese momento, intocables por los anteriores presidentes.
El próximo encuentro entre altos cargos de ambas orillas llega antecedido por viajes de funcionarios del Departamento de Estado y de Seguridad Nacional. Ellos pretenden, junto a su gobierno, retomar la política de máxima apertura, sobrepasar incluso, los avances alcanzados en la era Obama.
