Alemania tuvo una isla en Cuba. Por extraño que suene, la historia así lo constata. La isla Cayo Blanco del Sur, rebautizada después como isla Ernst-Thälmann, en tributo al dirigente comunista al que la Gestapo mantuvo en prisión durante 11 años antes de que Hitler dictase su sentencia de muerte, porque atentó contra la República de Weima. Su nombre lo llevaban en la RDA diversos colegios, parques y calles.
La isla, con veinte kilómetros de largo, fue un regalo personal de Fidel Castro. El 19 de junio de 1972, a su llegada a Berlín oriental en una visita oficial, el presidente del SED Erich Hönecker recibió al líder cubano en el aeropuerto de Schönefeld. En esta visita el presidente cubano decidió que una bella isla ubicada en la bahía de Cochinos, después de que ambos mandatarios lo firmasen, pasaría a ser propiedad de la RDA.
El periódico del Partido Comunista, Neues Deutschland (Nueva Alemania) lo hizo público y notorio el día siguiente, y lo describió como un «signo de amistad inquebrantable entre Cuba y la RDA».
De este viaje, Fidel Castro regresó a Cuba con un contrato firmado que le concedía el 6 por ciento de las exportaciones de azúcar blanco a la RDA. El 18 de agosto de ese propio año, la RDA tomó posesión de la isla haciendo llegar un busto de Ernst Tahmann. Dicho busto debía ser ubicado sobre un pilar de cuatro metros de altura. Debía instalarse de manera que el héroe comunista pudiese mirar hacia el mar, desde lo alto, para todos los siglos.
El verano de 1975 fue particularmente caluroso y Berlín registró temperaturas que no han sido alcanzadas hasta este 2019. Tras el verano del 75, la isla cayó en el olvido total hasta el año 2001.
En 2001, un lector de la revista «Thema 1», al morir su madre, halló un recorte de prensa que ella había conservado en su joyero, junto con otras alhajas. Conmovido por el deseo nunca cumplido de su madre de visitar algún día a la isla de la RDA, envió el recorte a la redacción de la revista «Thema 1» y el director Marcel Henninger comenzó una reclamación territorial, que siguió posteriormente el diario «TAZ».
Si la isla había pertenecido a la RDA, la Alemania actual mantenía sus derechos sobre ese territorio, fueron sus deducciones. El 12 de febrero de 2001 la declararon 17º Estado Federado de la República Federal Alemana bajo el titular «Fidel nos dio una isla al sol».
Pero la alegría fue breve y, al día siguiente, el Ministerio alemán de Relaciones Exteriores confirmó que «el cambio de nombre y la firma sobre el mapa en 1972 fueron solamente actos simbólicos que no tuvieron nada que ver con la propiedad, de manera que Alemania no consideraba ninguna reclamación».
Hubo quien no se resignó. Matthias Kästner, un banquero de Pirmasens, y su amigo Marcel Wiesinger, fundaron la «Iniciativa Isla Ernst Thälmann», para la que solicitaban contribuciones de un mínimo de 50 marcos, a cambio de una porción de la isla cuando hubieran logrado pagar por ella. «Si el precio es correcto, todo es posible», fue su slogan, y calculaban que podrían negociar la propiedad por unos 30 millones de marcos, lo que hoy serían unos 15 millones de euros. En caso de no lograrlo, se proponían donar lo recaudado «a los niños de la calle» de Cuba. El proyecto fracasó sin lograr inversores y nadie volvió a recordar la «isla de Honnie».
Hoy, forma parte de un territorio de exclusión militar y no puede ser visitada. Turistas alemanes nostálgicos sobornan a pescadores cubanos para llegar hasta ella ilegalmente.