El Periódico Escambray de Sancti Spíritus ha lanzado una crítica directa hacia el descontrol de los precios en Cuba, señalando la ineficacia de las medidas implementadas por el gobierno.
A pesar de la entrada en vigor de la Resolución No. 225 del 2024, que fijó precios máximos para seis productos de alta demanda, las familias cubanas siguen luchando por adquirir productos básicos a precios razonables.
La resolución, que estableció topes en productos como el pollo, el aceite y las pastas, ha generado diversas reacciones. El Escambray resalta que muchos ciudadanos esperaban una mayor estabilidad en el acceso a estos alimentos, pero la realidad es que los precios se han mantenido inestables, especialmente en mercados informales.
En el caso del pollo, su precio se ha incrementado y su presencia en las ferias dominicales es cada vez más irregular, lo que obliga a las familias a buscar alternativas, muchas veces más costosas.
Falta de control y sanciones insuficientes
Aunque las autoridades han intensificado las inspecciones y se han aplicado 1,730 multas relacionadas con la violación de los topes de precios, el control sigue siendo insuficiente.
Los comerciantes evitan utilizar pasarelas de pago digital como Transfermóvil o Enzona, lo que les permite evadir los controles fiscales y dejar a los consumidores sin acceso a descuentos que habrían aliviado el gasto. El Periódico Escambray también señala que, aunque se han incrementado las sanciones, estas no han logrado frenar el aumento descontrolado de los precios.
La raíz del problema según Escambray
En el artículo opinativo titulado La empinada e interminable cuesta de los precios se reconoce que el control de precios no es suficiente para resolver el problema de fondo. Mientras no se incremente significativamente la producción nacional de alimentos, los esfuerzos por regular los precios solo tendrán efectos temporales.
Escambray subraya que sin una mayor oferta de productos en los mercados, las medidas regulatorias solo seguirán enfrentándose a una escalada de precios que afecta profundamente el poder adquisitivo de la población cubana.
El periódico concluye que, aunque hay esfuerzos en marcha para controlar la situación, el problema estructural de la economía cubana, basado en la baja producción y el alto nivel de importaciones, impide una solución rápida y definitiva al tema de los precios.
