En medio de la escasez actual, los artesanos cubanos y emprendedores privados tienen que tirar del “ingenio” para sobrevivir y seguir aportando a la economía local y la de su familia, por supuesto. Es el caso de varias personas, en el taller “El Guaniquí”, de la comunidad La Aurora, en la provincia cubana de Sancti Spíritus.
Según el diario estatal Escambray, un grupo de tres jóvenes artesanos de Baracoa, que residen en la comunidad de La Aurora, se aventuran a diario en el monte en plena noche. Su objetivo es el de recolectar los bejucos que crecen sobre los árboles o cerca de los ríos y las cañadas, y que usan como materia prima para sus creaciones.
En el reporte explican que la búsqueda de los bejucos no es fácil, ya que hay que saber distinguirlos por su grosor, textura o color, y luego cortarlos y clasificarlos. “A veces tenemos que cargarlos por el río hasta llegar a la orilla, donde los llevamos al taller para empezar a prepararlos”, contó uno de los jóvenes.
Bejucos para la fabricación de muebles y artesanías en Cuba
Osmany Idalberto Lorenzo Rodríguez, un licenciado en Derecho que se dedica al arte del guaniquiqui por cuenta propia, explicó que todo empieza en el monte, con esa selección cuidadosa de los bejucos que luego se transforman en cestas, anaqueles y otros objetos. El guaniquiqui es un recurso natural que tiene una larga tradición entre los cubanos, que lo han usado desde tiempos ancestrales.
“Retomamos la artesanía utilitaria como un verdadero negocio, ya que hasta ese momento solo comercializábamos algunos productos que se hacían por inspiración”, comentó.
Agregó que tienen “variedades de cestos, muebles, carteras, canastas, escobas, cepillos, mazos de bejucos para la reparación de objetos, sogas…, más de 70 surtidos conforman nuestro catálogo, y cuando no hay compradores, me pongo a tejer la fibra o dar barniz a las piezas, porque es algo que puedo hacer con facilidad”. ¿Qué les parece?
Son muebles que forman parte de la cultura y tradición artesanal en cuba y han existido en todas las épocas , pienso que mantener esa tradición es muy buena noticia
Son bellísimos, yo tenía dos butacas así y eran mis preferidas, se le ponen cojines y son un cielo.