El número de autos que se compran en EE.UU para usar en Cuba, ha aumentado este año respecto al anterior, siendo el sector cuentapropista el que más invierte.
En los primeros seis meses de 2024, las exportaciones de vehículos desde Estados Unidos a Cuba superaron los 36 millones de dólares, según el último informe del Consejo Económico y Comercial EEUU-Cuba.
La mayor parte de estas exportaciones corresponde a autos usados, que alcanzaron un valor de 34,5 millones de dólares entre enero y julio, informó John S. Kavulich, presidente de la organización, en un reporte ampliado del diario Martí Noticias.
Kavulich calificó este incremento como el cambio más significativo en comparación con el año anterior, destacando que las ventas de vehículos a Cuba son “una de las grandes historias de este año”. Además, proyecta que el negocio podría alcanzar los 50 millones de dólares en los próximos meses.
“El incremento es notable, si tomamos en cuenta las dificultades económicas que enfrenta Cuba, como la escasez de electricidad y combustible, y los altos precios de este último”, precisó Kavulich.
Compra de autos de EE.UU a Cuba en 2024
En julio de 2024, las exportaciones de autos usados sumaron más de 3,7 millones de dólares. Para poner en contexto, en todo 2023, las exportaciones de vehículos a la Isla totalizaron cerca de 9,8 millones de dólares, mientras que en febrero de 2024 ya se había alcanzado casi la mitad de esa cifra.
La adquisición de vehículos en Cuba requiere cumplir con las licencias emitidas por el Departamento de Comercio de Estados Unidos, que permiten la compra tanto a residentes cubanos como a personas jurídicas extranjeras.
El gobierno cubano también anunció recientemente que actualizará la política de comercialización de vehículos, con nuevas normas previstas para publicarse antes de octubre de 2024.
A pesar de las restricciones gubernamentales, Kavulich señaló que la mayoría de los compradores de autos provenientes de Estados Unidos son empresarios del sector privado cubano, cuentapropistas, subrayando así que La Habana reconoce, aunque con reticencia, la importancia de este sector para la economía del país.
