Aunque fue en Wuhan, provincia china de Hubei, donde se inició la pandemia que tiene al mundo en recesión económica según el Fondo Monetario Internacional (FMI) que pudiera ser peor que la crisis económica de 2009, no habían cerrado sus fronteras a los extranjeros, solo se habían cerrado internamente.
Ahora que las infecciones han bajado desde dentro, hasta tal punto que empiezan a abrir la ciudad de Wuhan, foco inicial de la pandemia, pues se han cerrado para el exterior para que no suban más los casos importados.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de China comunicó que se prohibía la entrada de los extranjeros al país, incluidos aquellos que tengan visado o permiso de residencia en el gigante asiático.
Así se blinda China de los casos de contagios importados de otros países. El nuevo foco que hace temblar a la potencia mundial ante una posible segunda oleada de contagios. El total descenso de las infecciones locales, estaba dejando paso a la normalidad para los ciudadanos chinos. Poco a poco, la provincia de Hubei se ha abierto. Y su capital, Wuhan, el epicentro de la pandemia, lo hará en menos de dos semanas.
«Una sola chispa puede iniciar un incendio en la pradera», rezaba hace unos días un editorial del diario China Daily. La pradera es un país que proclama haber ganado la batalla contra el virus que ellos iniciaron En cuanto a la chispa, se refiere a los más de 474 casos importados de otros países que ya tienen. Aunque, según las declaraciones del viceministro de Relaciones Exteriores, Luo Zhaohui, el 90% de estos casos corresponden a ciudadanos chinos que retornan a su país.
«En vista de la rápida propagación de la nueva epidemia en todo el mundo, China ha decidido suspender temporalmente la entrada de extranjeros con visas y permisos de residencia actualmente válidos», dijo el Ministerio de Asuntos Exteriores en su comunicado.
«La suspensión es una medida temporal que China está obligada a tomar a la luz de la situación del brote y las prácticas de otros países. China se mantendrá en estrecho contacto con todas las partes y manejará adecuadamente los intercambios de personal con el resto del mundo en circunstancias especiales. Las medidas mencionadas se calibrarán a la luz de la evolución de la situación y se anunciarán en consecuencia», agregó.
En las últimas dos semanas, el gobierno estaba aplicando una cuarentena obligatoria a todos los viajeros que aterrizaban en el país. En la capital, Pekín, los llevaban en autobuses hasta el Centro Internacional de Exhibiciones. Allí, un funcionario del gobierno los sometía a lo que llaman un test de salud: un interrogatorio sobre sus últimos movimientos y si han estado cerca de personas infectadas. Después, el funcionario sacaba un folleto con la lista de los cinco hoteles que están disponibles en la ciudad para pasar los 14 días de cuarentena. Cada habitación y comida, corre a cuenta del forzado inquilino.
Desde este viernes os vuelos que iban a llegar a la capital se empezaron a desviar a los aeropuertos de otras 12 ciudades chinas ante el temor de que Pekín se llenara de más casos de contagio o de pasajeros encerrados en cuarentena. Pero a partir de este sábado no llega un vuelo más con pasajeros del exterior.