Día de San Judas Tadeo: ¿Quién fue y qué milagros hace?

Cada 28 de octubre es un día especial para los católicos ya que se festeja el día de San Judas Tadeo. En Cuba, en esta jornada cientos de creyentes irán a rendirle honor a la Iglesia Parroquial de San Judas Tadeo, en La Habana Vieja, otros desde casa leerán esta oración. 

Como muchos saben a este santo se le conoce como el “santo de las causas difíciles o imposibles” y los creyentes acuden a él cuando viven grandes problemas, situaciones complicadas. San Judas Tadeo es uno de los santos más venerados en Cuba y América Latina. 

¿Por qué el 28 de octubre? Aunque algunos lo festejan todos los 28 de cada mes, su día es hoy. Es su día porque se recuerda su asesinato y el de San Simón (que también se venera en esta fecha).

“Judas Tadeo y Simón buscaron alojamiento donde un discípulo llamado Semme. A la mañana siguiente unos sacerdotes idólatras y una gran multitud rodearon la casa y exigieron a Semme que les entregara a los apóstoles o quemarían la casa. Los santos se entregaron, pero no pudieron hacer que adoren a sus ídolos (…) Según la antigua tradición, a San Simón lo mataron cortando su cuerpo en dos y a San Judas Tadeo le cortaron la cabeza con un hacha”, refiere una agencia católica de noticias sobre ese hecho. 

Este santo era parte de los 12 apóstoles de Jesucristo. Con frecuencia se le confunde con Judas Iscariote, el traidor, pero no tienen nada que ver. 

ORACIÓN A SAN JUDAS TADEO EN SU DÍA

La popularidad de este santo viene dada por los ‘numerosos favores celestiales’ para quienes quieren conseguir empleo o casa, curar una enfermedad o llevar alivio a alguien que está sufriendo. Por ello les dejamos su oración en este día. 

“Oh glorioso Apóstol San Judas Tadeo, siervo fiel y amigo de Jesús, el nombre del traidor ha sido causa de que fueses olvidado de muchos, pero la Iglesia te honra y te invoca como patrón de las causas difíciles y desesperadas.

Ruega por mí para que reciba yo los consuelos y el socorro del cielo en todas mis necesidades, tribulaciones y sufrimientos, particularmente (hágase la petición), y para que pueda yo bendecir a Dios en tu compañía y con los demás elegidos por toda la eternidad.

Yo te prometo, Apóstol bienaventurado, acordarme siempre de este gran favor; jamás dejaré de honrarte como a mi especial y poderoso protector y de hacer todo lo posible para propagar tu devoción. Amén”. 

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