La apertura de la primera fábrica de salsa de soya, a la manera tradicional china, parece indicar que la importación de este producto podría llegar a su fin en la Isla.
La nueva fábrica artesanal forma parte de un proyecto apoyado por la asociación china Min Chin Tang, que está ubicada en la provincia de Ciego de Ávila, a unos 400 kilómetros de La Habana.
Mey Ruchen, una dama china de 34 años que llegó a Cuba en el 2006 para estudiar turismo en la Universidad de Ciego de Ávila, es la responsable del nuevo emprendimiento. En Cuba, Ruchen encontró el amor y fundó su familia.
«Esta es una forma más de promover la cultura china. En realidad es un proyecto cuyo resultado beneficiará mucho a Cuba, ya que toda la salsa de soya que se consume en la Isla es importada, principalmente de Europa. Nuestra producción local ayudará al país a reducir importaciones», asegura Ruchen.
Sus productos están siendo bien aceptados por los avileños hasta el momento, aunque piensan expandirse a todo el país.
«A los cubanos les encanta la salsa de soya o salsa china, como también le llaman aquí. Se utiliza para aderezar una amplia variedad de platos. Es por eso que es tan popular entre la gente de Ciego de Ávila», añade Ruchen.
Chen y su esposo, el cubano Karel Morgado, estudiaron seis meses en Guangzhou los secretos chinos de la producción de salsa artesanal de soja.
«En China recibimos una formación de alta calidad. Nuestro principal interés en este momento es diversificar nuestra producción y seguir promoviendo la tradición», aseguró Morgado.
«La asociación china Min Chin Tang proporciona un entorno muy favorable para el emprendimiento y la innovación», agregó el cubano.
Con la ayuda de diez empleados, la primera fábrica cubana de salsa china tradicional de soya se ha beneficiado de un préstamo del gobierno y ha instalado tecnología para mejorar su capacidad de producción.
«En seis meses hemos producir unas 10 mil unidades. Después de que la inversión esté totalmente implementada, para finales de año calculamos producir alrededor de 90mil unidades», destacó el diario chino Xinhua que se hizo eco de esta historia. Allí también se señaló la importancia de ampliar sus ventas de salsa de soja más allá de Ciego de Ávila.
«Nuestra intención es promocionar nuestro producto en el sector turístico, el mercado minorista y los restaurantes de toda la isla. Es fundamental que tanto los cubanos como los visitantes extranjeros puedan disfrutar de una salsa de soya tradicional china, de alta calidad y de producción local», concluyeron los fabricantes.
La salsa de soya es uno de los condimentos más antiguos del mundo y se origina en China, hacia el final de la dinastía Zhou. Desde mucho tiempo antes, se acostumbraba conservar las carnes por salazón. El subproducto líquido que se obtenía se aprovechaba como condimento en la antigüedad.
Cuando el budismo se propagó por el Lejano Oriente, el vegetarianismo se extendió con él, lo que llevó a que se buscaran sustitutos vegetales para los antiguos condimentos que contenían carne. Uno de estos sustitutos era una pasta salada y fermentada de granos de soya, precursora de la salsa moderna, como se conoce ahora.
Con el tiempo su uso se propagó a otros países asiáticos, como Japón, Filipinas, Malasia, Indonesia, siendo un condimento básico en las cocinas de estos países. Con el proceso de globalización, la salsa de soya puede ser encontrada en los comercios, hogares y cocinas de todo el mundo, tanto en Oriente como en Occidente, en América y en Europa.