Cubanos denuncian en redes sociales, lo que apunta a otro fracaso de la economía cubana: el tope de precios tampoco funciona. ¿Cuál será el próximo experimento?
Los cubanos apuntan al fracaso de la política de precios topados en Cuba, pues la mesa cada día está marcada por la escasez.
La política de precios topados implementada en julio pasado mediante la Resolución Nº 225 de 2024 del Ministerio de Finanzas y Precios ha resultado ineficaz, según afirmaron cubanos residentes en la isla, en un reporte reciente del diario Martí Noticias.
En vísperas de la temporada navideña, muchos enfrentan una severa escasez de los productos incluidos en esta medida, como el pollo, el perrito caliente, el aceite, etc.
El objetivo inicial de esta medida pactada por el gobierno era reducir los costos de seis productos esenciales: pollo troceado, aceite comestible, leche en polvo, salchichas, detergente en polvo y pastas alimenticias.
Aunque los precios oficiales bajaron, en la práctica los productos son difíciles de encontrar a esos costos, dijeron desde la isla.
Desde Santa Clara precisaron que la aplicación de la medida está llena de irregularidades.
“En las tarimas de las Mypimes hay inspectores presentes, pero cualquier problema técnico paraliza las ventas. El Estado no tiene nada que ofrecer”, señaló.
Economía cubana: el tope de precios no funciona
En La Lisa, La Habana, el cuentapropista Vladimir Ríos Cruz criticó la falta de efectividad de la política: “El pollo cuesta 340 pesos la libra y el aceite, 850 pesos por un pomo de 750 ml. El gobierno debería liberar las fuerzas productivas”, expresó.
En Guantánamo, Miguel Ángel López Herrera añadió que las opciones disponibles en las empresas estatales se limitan a algunas viandas, mientras que los precios de las Mypimes son inalcanzables para la mayoría.
«Tal vez se puede comprar un día, pero no alcanza para cubrir los gastos de la semana”, explicó.
La situación es aún más crítica en Aguada de Pasajeros, Cienfuegos, donde las empresas estatales de gastronomía han dejado de operar.
Juan Alberto de la Nuez Ramírez relató que la carne de cerdo limpia cuesta casi 900 pesos y que los vendedores suelen ignorar los precios oficiales cuando no hay inspectores presentes.
Por su parte, el agricultor Esteban Ajete Abascal señaló las dificultades que enfrentan los productores para aumentar la oferta, como exigen las autoridades: “Sin combustible ni corriente, es imposible poner en marcha las maquinarias necesarias para producir. Esto crea un efecto dominó contrario a las necesidades del campesino”, afirmó.
De esta forma, la política de precios topados no solo ha fallado en estabilizar el acceso a productos esenciales, sino que ha exacerbado la incertidumbre económica y la desconfianza de la población hacia las medidas gubernamentales.
La escasez y los altos costos continúan marcando la vida cotidiana de los cubanos.