Peligran los “low cost”: ¿los vuelos baratos terminarán?

En este punto de la crisis actual, la medida que busca restringir el aforo dentro de los aviones, es la que más preocupa al sector aéreo, que ve imposible garantizar la supervivencia del modelo de negocio tal y como se conoce si no pueden llenar los vuelos.

En concreto, el presidente de IATA, Alexandre Juniac, ha alertado de que si se impone la distancia social en los aviones «los viajes baratos terminarán».

«Está muy claro que si se impone el distanciamiento social se neutralizará una gran parte de los asientos, al menos un tercio, de los aviones corta y media distancia. Con este escenario, si venden los billetes al mismo precio promedio que antes de la crisis perderán gran cantidad de dinero y eso no es sostenible», explicó Juniac.

Juniac dijo que la única salida que tendrán las compañías aéreas será subir un 50% el precio de los billetes para «asegurar un beneficio mínimo» que les permita operar.

Si se obliga a dejar el asiento de en medio vacío, tal y como easyJet asume que pasará, las aerolíneas sólo podrán llenar el 66% del avión, lo que supone un factor de ocupación demasiado bajo garantizar la rentabilidad de los vuelos.

Las aerolíneas de “low cost” necesitan una ocupación de al menos el 72% para no perder dinero con el vuelo en cuestión.

En este punto, el presidente de Ryanair, una de las icónicas en este sector, Michael O’Leary tachó de «locura» la idea de bloquear un tercio de cada avión ya que no será sostenible, según defiende, no servirá para luchar contra los contagios ya que no se asegurarán los dos metros.

«Estamos en conversaciones con los reguladores que están sentados en sus habitaciones inventando restricciones como sacar los asientos del medio, lo cual es una tontería. Si se hace no volveremos a volar», apuntó el ejecutivo de Ryanair.

Más de una aerolínea ya ha pedido ayudas públicas para sus rescates, que se podrían convertir en nacionalizaciones. Y Lufthansa, la alemana que tiene varias “low cost” bajo su mando, ha advertido que “harán falta meses hasta que se levanten por completo las restricciones y años hasta que la demanda de tráfico aéreo mundial vuelva a sus niveles precrisis”.

El grupo aéreo alemán ya ha decidido cerrar Germanwings, una de sus filiales de “low cost”, y reestructurar la capacidad de diversas filiales (Austrian Airlines, Brussels Airlines, Swiss International Air Lines).

En estos momentos Lufthansa quiere concentrar la actividad “low cost” suya en una sola aerolínea, en Eurowings. También ha puesto fin a las operaciones de alquiler que tenía con otras aerolíneas.

Lufthansa recortó su flota: anuló pedidos; desmanteló 18 aviones por motivos medioambientales y económicos, lo que implicó reducir la capacidad en sus centros de conexiones de Fráncfort y Múnich; y prescindirá de otros 12 aviones para distancias cortas.

Pero hay otra “low cost” que está pasando las mismas calamidades que el resto, y es la filial en Argentina, de Norwegian Air. Esta no está pasando por su mejor momento y se gestiona que JetSMART llegue a un acuerdo para su adquisición, donde absorbería las operaciones.

La empresa que administra más de 30 aeropuertos en el país pidió de manera formal el cierre definitivo de El Palomar, estación ubicada en la provincia de Buenos Aires donde operan las aerolíneas low cost.

Corrientes, en Argentina, también podría perder el servicio hacia Buenos Aires que ofrece la aerolínea Flybondi, que opera en el aeropuerto local desde fines del 2018. O quedarán sólo los vuelos “low cost” de Aerolíneas Argentinas.

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