Autoridades gubernamentales de La Habana, capital cubana, informaron esta semana de numerosos hechos delictivos en esta ciudad, dentro de ellos, el robo de más de mil “balitas de gas” de instituciones estatales.
Según un reporte del medio Tribuna de La Habana, varias inspecciones arrojaron la venta ilegal de “balitas de gas” en puntos de ventas estatales e incluso con actores particulares. Las autoridades refieren que se han tomado “las medidas correspondientes” y esos hechos son “una prioridad en estos momentos”.
En el caso específico del gas, las investigaciones apuntaron hacia una “casi probable” complicidad de trabajadores de estos centros, para el robo de más de mil cilindros, algo que parece obvio a simple vista. Son mil balitas, no cinco.
Dentro de esas inspecciones, también señalaron que había que velar “los precios abusivos establecidos” tanto en lo privado como lo estatal. Y lo dicen en una jornada donde el propio estado acaba de subirle el precio al café mezclado, a 11 pesos, del que venden por la “libreta”.
«Se han detectado casos donde ha primado el afán de obtener miles de pesos a toda costa sin relación alguna con los gastos, afectando a los consumidores”, dijo el del partido en La Habana, Luis Antonio Torres Iríbar.
Torres añadió que “las instituciones estatales, sobre todo las del sector presupuestado, deben ser cuidadosas en sus contratos con las cooperativas y otros actores, porque se han detectado pagos exorbitantes por servicios que no se justifican”.
ROBOS EN LA CAPITAL CUBANA
Además de estos robos mencionados en La Habana, explicaron que en 100 y Boyeros y La Cuevita, se toleró la venta ilegal de productos como pollo y picadillo, de personas que revendían y no tenían licencia de cuentapropistas. Se comprobó que todos esos productos alimenticios eran de origen ilícito.
En cuanto al abastecimiento de combustible en la capital cubana, explicaron que se nota cierta mejoróa, pero no existe estabilidad en el servicio. Se excusaron “por problemas en su transportación y el aumento de la demanda”.
El pescado apesta desde la cabeza, o dicho de otro modo, los ladrones están sentados en lo alto.