Empresas cubanas venden promocionalmente en estos días, materiales de la construcción que faltan en Cuba, en mercados y ferias expositivas internacionales. Mientras estos sucede, el déficit de viviendas en la isla llega a límites impensables.
El especialista senior en negocios de Imbondex Construcciones, Walfrido Larduey, comentó a Prensa Latina sobre los productos presentados por su empresa en Angola, sobre todo para la ejecución de proyectos constructivos y la fabricación de materiales de construcción de alto nivel.
En esta ocasión, dijo Larduey, entre los productos llevados al evento, destacaron «la arena lavada y los bloques de hormigón, un calcáreo agrícola para mejorar la acidez de los suelos, lo cual puede ser muy atractivo para los campesinos y las empresas del sector».
Cuba, con un historial de incumplimientos en la construcción de viviendas debido a la falta de materiales y un caos total en la agricultura, está promoviendo negocios en ambos sectores durante la Feria Internacional de Luanda, el evento expositivo y comercial más grande de Angola.
En este evento, ofrecen materiales de construcción fabricados en Cuba, componentes agrícolas, servicios profesionales cubanos y paquetes turísticos con destino a la Isla, sobre todo de turismo de salud.
Materiales de la construcción en Cuba: crisis dentro, ventas afuera
La crisis de materiales de la construcción en Cuba, llegó a tal punto, que en abril de este año, en Las Tunas, una fábrica de ladrillos en el oriente de Cuba informó que estaba produciendo sus productos en medio de la escasez mediante una mezcla «innovadora» de aserrín, estiércol y cáscaras de arroz.
De acuerdo con la Agencia de Noticias, se aproximaba una «nueva era» en la fabricación de ladrillos en Las Tunas, gracias a la colaboración entre la empresa importadora y exportadora Agroint y un empresario argentino.
La iniciativa, que tiene su sede inicial en el municipio de Jobabo, promete «revolucionar» la industria con tecnologías de enfoque ecológico.
Aquí se cumple el refrán, oscuridad de la casa y candil de la calle.
Lo mismo pasa con las confitería y otros renglones que todos sabemos.