Los cubanos recurren al carbón para cocinar en medio de una profunda crisis energética que hace practicamente imposible cocinar con energía eléctrica.
La crisis energética en Cuba ha forzado a muchas familias a buscar soluciones extremas para cocinar, especialmente tras los frecuentes apagones que han afectado a la isla.
En Santiago de Cuba, dos ancianas de más de 80 años se ven obligadas a fabricar su propio carbón, enfrentando una tarea ardua y agotadora para poder preparar alimentos. «Si nos dan aunque sea 8 sacos, estamos conformes y agradecidas de poder hacer esto», afirmó una de ellas, visiblemente cansada.
El periodista Yosmany Mayeta Labrada ha documentado en redes sociales cómo en esa provincia oriental se forman largas filas para comprar carbón. Tras el último apagón, que dejó sin electricidad a gran parte del país por más de 24 horas, el carbón se ha convertido en una de las pocas opciones disponibles para cocinar.
El precio del carbón y su impacto en los ancianos
En ciudades como Las Tunas y Camagüey, el precio del carbón ha alcanzado cifras exorbitantes, llegando hasta 3,000 pesos cubanos por una hornilla. Este costo es inasequible para los pensionados, quienes reciben ingresos mensuales muy por debajo de ese monto. La situación resulta especialmente difícil para los ancianos, uno de los grupos más vulnerables de la población cubana.
La falta de gas licuado y la imposibilidad de utilizar electrodomésticos debido a los prolongados cortes eléctricos han agravado aún más las condiciones de vida de estas personas. Para las ancianas que deben producir carbón por cuenta propia, el proceso no solo representa un desgaste físico, sino también un riesgo para su salud.
Medidas insuficientes del gobierno cubano
El gobierno ha impulsado la venta de carbón como una solución temporal frente a la escasez de gas y electricidad. Sin embargo, el suministro no satisface la creciente demanda, lo que ha disparado los precios y dejado a muchas familias sin alternativas viables. Mientras tanto, las autoridades no han ofrecido soluciones concretas para atender las necesidades de los sectores más afectados, como los ancianos.
Una vida llena de dificultades
“No es fácil la vida que nosotros estamos llevando, Martha”, comentó una de las ancianas mientras continuaba trabajando en la producción de carbón. Sus palabras reflejan el sentir de muchos cubanos que, frente a la inacción gubernamental, recurren a métodos rudimentarios para sobrevivir en una crisis que parece no tener fin.