Solo cuatro organismos ciclónicos tropicales han azotado de manera más o menos directa a la capital cubana en lo que va del siglo XXI, la tormenta tropical Laura podría ser el quinto.
Existe consenso en varios modelos de pronósticos, incluyendo el del Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos: los vientos y lluvias asociadas a la actual tormenta tropical Laura podrían afectar toda la geografía cubana.
El cono y haz de posibles trayectorias que maneja en este minuto el Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología presenta al fenómeno entrando por la porción más oriental del país (Guantánamo) este domingo 23 de agosto y saliendo luego por algún punto indefinido de la región occidental (probablemente entre las provincias de La Habana, Artemisa y Pinar del Río).
Según indicara el doctor José Rubiera, la magnitud de la afectación ahora mismo es imposible de definir y dependerá fundamentalmente de cuánto afecte al meteoro su impacto sobre la cadena montañosa de La Española (República Dominicana y Haití) y qué tan próximo al sur del archipiélago cubano sea la trayectoria posterior.
A partir de estas y otras variables dependerá la categoría con que azote el territorio nacional, la envergadura de las afectaciones y sobre todo con qué fuerza podría perturbar la capital cubana.
Como sabemos, La Habana es la principal ciudad del país con más de dos millones de habitantes, y presenta una de las más complejas situaciones en cuanto se refiere al deterioro del fondo habitacional. Igualmente concentra la mayor parte de actividad económica de Cuba, de modo que cualquier afectación, por leve que esta sea, constituye un motivo de preocupación.
Sobre todo, teniendo en cuenta que no han sido muchas, y tampoco notables las afectaciones recibidas por la capital en los últimos años.
Independientemente de los severos daños sufridos en algunos municipios debido al tornado de enero de 2019, fenómeno que no se incluye dentro de la categoría de ciclones tropicales, los especialistas del Instituto de Meteorología de Cuba contabilizan CUATRO afectaciones de huracanes y tormentas tropicales en lo que va del siglo XXI en La Habana:
Huracán Charley, 12 y 13 de agosto de 2004: Cruza al oeste de La Habana con pequeño diámetro, y categoría SS-3 (Saffir Simpson). El factor destructivo fundamental fue la fuerza de sus vientos, que causó afectaciones severas en el sector de la vivienda, el servicio eléctrico, el daño total para el país se calculó en 923 millones de dólares.
Huracán Dennis, 9 de julio de 2005: Llegó a la Capital con categoría SS-1, sin causar grandes perjuicios de consideración, abandonó el territorio nacional por el municipio de La Habana del Este.
Huracán Wilma, 23 y 24 de octubre de 2005: Provoca extensas inundaciones asociadas en el litoral habanero debido a su proximidad a la isla. Las marejadas penetraron hasta medio kilómetro en varios puntos y fracturaron 13 tramos del Malecón. Igualmente quedó bloqueado el río Almendares, y las aguas anegaron la zona adyacente a su salida al mar, desde la estación meteorológica de Casablanca se registraron tres rachas de 136 km/h.
Huracán Irma, 9 y 10 de septiembre de 2017. La Habana es afectada por las bandas asociadas a este huracán. Se lamentó el fallecimiento de siete personas y los principales daños materiales se debieron a los efectos del viento y las penetraciones costeras, quedando bajo el agua los túneles de la Bahía y Quinta Avenida.
Más allá de actuar de manera desproporcionada, la actual situación meteorológica debe llamar a la cautela, estar informados y adoptar las medidas pertinentes para reducir las afectaciones materiales y no tener que lamentar pérdidas de vidas humanas.
Como indicara el propio Rubiera, se debe prestar atención a cada uno de los partes emitidos por el Centro de Pronósticos del Instituto Nacional de Meteorología de Cuba, así como a las notas emitidas por el estado Mayor Nacional de la Defensa Civil.