En momentos en que el “partido azul” aún se debate en torno a quién será su candidato presidencial a la Casa Blanca, Michael R. Bloomberg aseguró en Miami que restablecerá los viajes a Cuba si llega a Presidente de Estados Unidos.
El exalcalde de la ciudad de Nueva York respondió sin titubeos a una pregunta relacionada con el gobierno cubano. Explicó que “no haría concesiones al régimen cubano si alcanza la Casa Blanca”, sin embargo se mostró a favor de restablecer los viajes.
«Las visitas continuarán en ambas direcciones. Pero no creo que debamos empujar por nada más hasta que liberen a su gente. Y la gente pueda ir y venir, ser libres de viajar, libres de expresarse. Esos son los valores americanos», explicó Bloomberg.
El tema Cuba ha sido un punto de atención en las campañas presidenciales que ahora mismo se llevan a cabo en los Estados Unidos. Hace solo unos días se levantó gran polémica en torno a los elogios que Bernie Sanders hiciera respecto a la Revolución Cubana, cuando el senador fue consecuente consigo mismo al defender sus valoraciones de tres décadas atrás.
«Ya que estamos aquí en La Pequeña Habana, déjenme dejarlo perfectamente claro (…) No ganaremos Florida con un candidato que canta las alabanzas de Fidel Castro y minimiza las atrocidades que ha cometido en Cuba», indicó, en referencia a los dicho por Sanders.
El tema de los viajes ha polarizado a los votantes cubanoamericanos. Si bien la mayoría de los antillanos residentes en Estados Unidos se muestran en contra de esta medida y la consideran excesiva, sectores de peso dentro de la política norteamericana defienden la “mano dura” de Donald Trump.
El pasado mes de enero el presidente republicano suspendió hasta nuevo aviso los vuelos charters al interior de Cuba y limitó los que tienen por destino a la capital del país. Ello reforzó la decisión de desautorizar a las compañías estadounidenses que realizaban vuelos regulares a 9 aeropuertos del interior de la isla.
De 78 años, Blommberg se incorporó tardíamente a la contienda electoral pero ha ido ascendiendo algunos puestos en las encuestas al empeñar una buena parte de su fortuna de más de 60 mil millones de dólares, con el objetivo supremo de sacar de la presidencia al que varios políticos consideran el peor presidente que haya tenido Estados Unidos en su historia.
