El azúcar se ha convertido en uno de los grandes ausentes en la cocina de los cubanos. Esta es una de las grandes paradojas en un país cuya historia está estrechamente relacionada con el procesamiento de la caña de azúcar.La
Un artículo publicado en el periódico Girón llama la atención sobre este hecho, que afecta hábitos culinarios de los habitantes de la isla caribeña, tan apegados a los dulces.
La periodista Jessica Acevedo Alfonso señala que el precio de una libra de azúcar en el mercado informal alcanza los $150 pesos.
La cantidad asignada por la cuota apenas alcanza, y hace tiempo este producto no se halla en mercados de venta liberada. A ello se suman los atrasos en las entregas de la canasta básica normada.
“Para nadie es un secreto que nuestra industria azucarera está deprimida, y que desde hace unos cuantos años cumplir con los planes de cada zafra, aunque ínfimos, se ha convertido en una tarea titánica y escurridiza para este sector, antes uno de los punteros de nuestra economía”, señala la periodista.
Cita como ejemplo que en la pasada zafra, los 36 centrales que molieron fabricaron 480 000 toneladas de azúcar. La producción más baja de los últimos cien años.
“Difícil es entender que un país con una tradición tan antigua y sólida ya no satisfaga ni las necesidades básicas de sus habitantes en este sentido”, agregó Acevedo Alfonso.
Azúcar amargo
Año tras año Cuba ha registrado producciones cada vez menores de azúcar. En el artículo del medio matancero se apuntan entre las causas las “deficiencias organizativas y de dirección, equipos rotos, baja calidad de la materia prima, indisciplinas laborales y tecnológicas, y problemas acumulados en la infraestructura de los centrales”.
Sin embargo, a ello hay que agregar, aunque la periodista oficial no lo hace, la desarticulación de una industria centenaria con la Tarea Álvaro Reinoso.
Bajo el argumento de que producir azúcar no era rentable, fueron desmantelados decenas de centrales en el país. Las piezas fueron vendidas a otros países, en algunos casos como materia prima, y eso cambió definitivamente el rostro de muchos pueblos y bateyes.
Así se ha llegado a este punto. Como concluye su escrito Acevedo Alfonso, el azúcar es “otra de las tantas preocupaciones de los cubanos”.
