La Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, “elegirá” este jueves al presidente y vicepresidente de la República, cargos que habían desaparecido de la nomenclatura política de la isla desde 1976.
Ese paso obedece a lo dispuesto por la recién aprobada Constitución, que no solo desempolvó esos viejos cargos, sino que dispuso cambios en cuanto al alcance y funciones de otras responsabilidades y figuras del gobierno.
En efecto, la nueva Ley de leyes introduce cambios en el poder Ejecutivo y también en el Legislativo que, si bien algunos analistas consideran que van en la dirección correcta, no implicarán un cambio sustancial en el aparato de gobierno cubano, sustentado en un sistema verticalista de partido único.
De esta manera se les da cuerpo a algunas ideas esenciales manifestadas con anterioridad por Raúl Castro y que fueron analizadas y discutidas a nivel social antes de darle el visto bueno y unánime de la Asamblea.
Que ahora se elijan estos nuevos cargos responde además a lo estipulado por la nueva ley Electoral en que también aprobaron los diputados en el mes de julio pasado.
“Si bien se introducen cambios desde el punto de vista nominal, como es el hecho de nombrarle Presidente de la República al mandatario, que este tenga un vicepresidente, y además escoja la figura de un Primer Ministro, en esencia eso no implica grandes cambios en lo relativo a la necesaria democratización del país”, explicó un profesor de la facultad de Derecho de la Universidad de La Habana a Directorio Cubano.
No obstante, se deja formalmente al país en manos de una generación de políticos más jóvenes, y se introducen importantes cambios al poder ejecutivo. Entre los más importantes figura la limitación de mandato, dado que las principales figuras del gobierno solo podrán asumir por dos períodos de cinco años.
Esta ruptura con el modelo de gobierno personalista dispuesto por la constitución de 1976, que le reconocía plenitud de facultades al desaparecido Líder Fidel Castro Ruz, rompe también con el esquema soviético de gobierno una vez que platea la división de funciones, puesto que por primera vez todos los cargos de dirección del Estado y el Consejo de Ministros serán ejercidos por figuras distintas.
La Asamblea Nacional del Poder Popular, uno de los parlamentos con mayor membresía en el hemisferio occidental recortará también su número de integrantes, de los 614 actuales a unos 400. De paso, el poder legislativo cubano regresará a sesionar a la sede histórica del Congreso: el recién restaurado Capitolio Nacional.
Mientras que el estadista, ahora nombrado Presidente de la República, llevará las riendas del Estado, de las Fuerzas Armadas y las Relaciones Internacionales. El Primer Ministro que proponga este Presidente de la República, luego de recibir la aprobación de la Asamblea, será quien presida el Consejo de Ministros.
De modo que desaparece entonces el cargo de Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, que es ostentaron tres personas en Cuba: Fidel Castro, su hermano Raúl, y ahora por último Díaz Canel.
No obstante, para varios analistas se trata de cambios solo formales pues la propia constitución cubana vigente desde abril de este año reconoce facultades supraconstitucionales al Partido Comunista (único permitido en el país), y en consecuencia a su Primer Secretario, cargo en el que todavía se desempeña Raúl Castro.
De hecho, es debido a esa incuestionable autoridad que reconoce el propio texto constitucional que los cubanos no tienen dudas o expectativas con la elección de un nuevo Presidente de la República dado que el General de Ejército ha dado el respaldo absoluto a Miguel Díaz-Canel, e incluso, en discursos anteriores casi llegó a proclamarlo como su sucesor natural en la secretaría del Partido Comunista, cuando él mismo abandone el cargo en 2021.