La Habana y su notable escasez de gas licuado

Comprar la ya famosa “balita” de gas en la capital de Cuba es, para la mayoría, vivir una verdadera Odisea. Hecho que se reitera cada jornada, semana, mes, en La Habana. Las colas actuales presumen, incluso, de contar con 200 o más consumidores, ávidos de adquirir el combustible para cocinar los alimentos en casa.

“Colas locas”, como le dicen en Cuba, deben hacer los capitalinos desde las 4 o 5 de la madrugada. En muchos puntos de venta duermen la noche entera en espera de “resolver” el gas. Es una situación que se convierte en insostenible para todos los grupos etarios que se encargan de concretarla.

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Las personas mayores no tienen un estado de salud adecuado como para pasar tantas horas en una fila. Los activos laboralmente tienen que dejar de trabajar días enteros para intentar comprar el gas, etc. Miles de familias han aguardado, en las últimas semanas, hasta 15 días o más por el suministro de gas en sus puntos de venta.

¿Se repiten las causas esta vez?

Varios ejecutivos de Cuba Petróleo (CUPET) recordaron, según Canal Caribe, que la afectación tan notable inició el pasado 18 de febrero y se extendió hasta comienzos de marzo. Justo entonces arribó a Cuba un buque con nuevos barriles del crudo.

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Enseguida se reinició el abastecimiento en las áreas más priorizadas, como los hospitales de la ciudad. Sin embargo, más del 50% de los puntos de venta continúan en opción cero.

Otra causa también se repite en el panorama actual de CUPET, la falta de cilindros. Se ha informado que tienen un déficit de más de 500 mil balitas lo que impide realizar nuevos contratos. Por si fuera poco, tampoco hay válvulas suficientes para cubrir la necesidad.

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Al interior del país se pueden notar otros problemas adicionales. Por ejemplo, la transportación, la carencia de cilindros para embotellar el producto y la, hasta ahora inevitable, falta de financiamiento externo.

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