Este es uno de los países de Latinoamérica más tranquilos y bien valorados por los cubanos a la hora de emigrar de la isla. Te contamos por qué.
Es pequeño, con clima templado, y uno de los países más seguros de América Latina. Tiene estabilidad política, acceso gratuito a la salud y a la educación, y permite a los migrantes trabajar legalmente mientras regularizan su situación. Muchos lo ven como un destino ideal para empezar de cero.
En sus calles no hay grandes sobresaltos. La violencia es bajísima, las instituciones funcionan y no suele haber convulsiones sociales. Las leyes migratorias son claras y el proceso de residencia es accesible para quienes ingresan legalmente al país.
El sistema de salud pública cubre a toda la población, incluidos los extranjeros en proceso de regularización. También se permite el acceso a la educación en todos los niveles, sin restricciones. Aunque el costo de vida no es el más bajo —especialmente el alquiler y la comida— se puede vivir con lo que se gana. Y claro, la la tranquilidad y el respeto que sienten muchos cubanos al llegar compensa, en parte, las dificultades económicas iniciales.
Quienes emigran a este destino pueden trabajar legalmente desde el momento en que inician los trámites para la residencia. No se exige un contrato previo ni contar con vínculos familiares. Esto ha hecho que muchos lo elijan como una alternativa realista para establecerse en el sur del continente.
En fin, no es un país perfecto, pero a la hora de emigrar muchos cubanos ya lo tienen en la mira.
La Suiza de America
A este país se le ha ganado el apodo de “la Suiza de América” por su tradición democrática, su estabilidad institucional y su sistema bancario históricamente sólido.
Se trata de Uruguay, un país que cada vez atrae a más migrantes cubanos. Aunque sí exige visa de turismo para ingresar, quienes logran entrar pueden acceder a un proceso migratorio ordenado y bastante permisivo. Basta con presentar documentos básicos como el certificado de nacimiento, antecedentes penales y documento de identidad.
Durante décadas, Uruguay fue reconocido por tener políticas progresistas, altos niveles de alfabetización y un estado de bienestar consolidado, características que recordaban a la Suiza europea. Aunque hoy enfrenta desafíos económicos, mantiene una reputación de ser una de las naciones más organizadas, justas y civilizadas del continente.
En comparación con otros países, Uruguay no exige contar con ofertas de trabajo ni vínculos familiares para optar por la residencia. Además, permite el empleo legal durante el trámite, lo que resulta clave para quienes llegan con pocos recursos.
En Montevideo, Canelones y otras ciudades, se observa una creciente comunidad de cubanos. Algunos trabajan en el sector gastronómico, otros en construcción, servicios o comercio. Aunque el inicio no es fácil y muchos deben adaptarse a sueldos bajos o empleos informales, la posibilidad de vivir con legalidad y seguridad es valorada.
Uruguay ofrece también la posibilidad de incluir a familiares en los procesos de residencia y, tras cierto tiempo, optar por la residencia permanente o la ciudadanía. Para muchos cubanos, representa no solo un país de paso, sino una oportunidad para construir un futuro.
Todo lo demás de la recidencia es verdad