La escasez de efectivo en los bancos cubanos sigue generando malestar y descontento popular. Es una situación catalogada como insostenible por parte de los ciudadanos que la sufren a diario, quienes se ven obligados a salir con sus billeteras vacías a pesar de que sus tarjetas bancarias muestran saldos positivos. Acceder a los billetes es un verdadero viacrucis.
Al fenómeno se han referido desde la prensa local de Sancti Spíritus. Un extenso reportaje se ha dedicado al tema desde las páginas del periódico Escambray.
Según el artículo esta situación es palpable frente a la sucursal 5241 del Banco de Crédito y Comercio (Bandec), donde una señora mayor, visiblemente enfadada, expresó su frustración: «Nunca más pongo un quilo aquí, solo quiero sacar lo que es mío y ahora dicen que no hay dinero». A pesar de los intentos de la reportera por obtener más información, la mujer se negó a identificarse, sugiriendo que el problema es generalizado: «¿Para qué quieres saberlo? Pregunta a cuánta gente le pasa lo mismo».
La Resolución 111 del Banco Central de Cuba y la Resolución 93 del Ministerio de Comercio Interior, que promueven el uso obligatorio del comercio electrónico, han agudizado las dificultades cotidianas de los ciudadanos. Las normativas, diseñadas para fomentar el uso de instrumentos de pago electrónicos, se han encontrado con una serie de obstáculos en la implementación.
Los cajeros son inservibles ahora mismo
Los usuarios enfrentan múltiples problemas al intentar utilizar los cajeros automáticos. Adriana Terrero, tras cuatro días intentando retirar su salario, relató su frustración: «Tenía dinero, pero no había corriente; vino la luz y hay dinero; pero, entonces, no hay conexión». Situaciones similares son comunes, donde las transacciones electrónicas no pueden completarse debido a problemas técnicos o falta de efectivo.
Miguel Zayas, un trabajador de Labiofam, expresó su descontento con el sistema: «Imagínese, pidiendo prestado teniendo dinero en la tarjeta. Y a mí me gusta el dinero en el bolsillo, en efectivo».
Bancarización y su impacto en el campo
El proceso de bancarización también ha afectado gravemente a los campesinos y productores locales. Ausberto Lázaro Calvo Vázquez, presidente de la CCS Josué País, explicó las dificultades para obtener el dinero que necesitan: «Estoy viviendo en el banco, cuando el hombre necesita dinero no lo tiene, estamos pagando todavía producciones de diciembre».
El rechazo a las operaciones electrónicas en el campo es evidente. Luis Francisco Castro Díaz, gestor de negocios de Bandec, comentó que más del 85% de los 14,500 campesinos tienen tarjeta, pero muchos necesitan efectivo para contratar fuerza de trabajo y comprar insumos, lo cual se ha vuelto extremadamente difícil.
La realidad del comercio electrónico
El uso de códigos QR y otras formas de pago electrónico se enfrenta a una falta de aceptación y confianza. Marisleidis Perdigón, una comerciante, tuvo que pagar en efectivo debido a la demora en la activación del teléfono del vendedor. Situaciones similares se repiten, con proveedores que prefieren efectivo, complicando la transición hacia una economía más digitalizada.
Perspectivas futuras
La implementación de la bancarización en Cuba enfrenta serios desafíos. La falta de efectivo, problemas técnicos y una cultura aún no adaptada a los pagos electrónicos complican el proceso. Las autoridades bancarias y comerciales deben encontrar soluciones para mejorar la situación y garantizar que los ciudadanos puedan acceder a su dinero de manera eficiente y segura.
Escambray continuará investigando y reportando sobre este tema en próximas ediciones, buscando respuestas a preguntas cruciales sobre el futuro de la bancarización en Cuba.
la bancarización es otro fracaso como el ordenamiento , lineamientos , soberanía alimentaria , ley de pesca y todo lo demás
Según la Presidencia del Banco, la información que circulo en las redes sobre la falta de efectivo en los Bancos era falsa, ahora reconocen que es verdad, le mienten al pueblo, el refrán popular dice » mas rápido se coje a un mentiroso, que a un cojo «