El restablecimiento de los servicios consulares en la Embajada de los Estados Unidos en Cuba, parece cuestión de tiempo. La actual administración demócrata podría retomar el deshielo iniciado por Barack Obama desde uno de los puntos más sensibles: la separación de las familias entre las dos orillas, y todo cuanto implique un mayor distanciamiento entre estas.
Junto con la visita del anterior presidente demócrata a la isla, la apertura de embajadas en los dos países, fue quizá, a nivel simbólico, el principal parteaguas en cuanto revestía al inicio de una nueva política hacia Cuba desde los Estados Unidos.
Sin embargo, apenas llegó al cargo Donald Trump, se encargó de dar un giro de 180 grados a la política de su antecesor, y si bien no cerró la sede diplomática en La Habana, la vació prácticamente de todo contenido consular, aduciendo una serie de “ataques sónicos” contra el personal diplomático estadounidense. Esa indemostrada argumentación le posibilitó reducir en un 60% el número de funcionarios, con la consecuente suspensión de trámites de visado y otros procedimientos vinculados al Programa Cubano de Reunificación Familiar (CFRP), y redirigir esas competencias consulares a un tercer país: Guyana.
Ahora nuevos elementos apuntan a que Joe Biden podría favorecer una reapertura de servicios consulares, tal y como le solicitan los cubanos de las dos orillas. La desclasificación, a solicitud del Archivo de Seguridad Nacional de EE.UU. de un informe secreto del Departamento de Estado indica que la decisión de cerrar parcialmente la embajada estadounidense en La Habana en 2018 parece demasiado un ardid político del anterior presidente republicano.
No pocos expertos ven en ello un punto fuerte a favor del reinicio de los trámites consulares desde la embajada en Cuba, considerando que podría ser una de las primeras medidas que anuncie Biden respecto a un probable acercamiento al pueblo cubano, toda vez que comparte la agenda de Obama al considerar que los mejores embajadores de la democracia son los propios estadounidenses (sobre todo los cubanoamericanos) que viajan a Cuba.
Por ejemplo, el abogado cubanoamericano Willy Allen ha declarado que podría darse muy pronto el ansiado restablecimiento del Programa de Reunificación Familiar, como primer paso para solucionar algunos de los principales problemas migratorios que hoy pesan entre los dos países, y entre los cuales la significativa de las 20 mil visas de reunificación familiar al año que debía otorgar Estados Unidos es el aspecto más visible.
Según varios medios de prensa, el especialista considera que entre septiembre u octubre ya se restablecería plenamente el Programa Cubano de Reunificación Familiar tras un suspense de tres años, donde los que llevaron la peor parte fueron los propios emigrantes cubanos.
Entre los demás aspectos que se deben resolver está el de los cientos de cubanos que llevan casi tres años retenidos en cárceles del USCIS tras su intento de entrar ilegalmente a los EE.UU.
En su mayoría se trata de inmigrantes que llegaron a la frontera estadounidense solicitando asilo político, y en tal sentido merecen un proceso legal justo para no continuar presos sin haber cometido un delito.
Sin embargo, este último tema podría tardar quizás un poco más, y vendría quizás resuelto con una ley integral para los inmigrantes, tal y como ha prometido el propio Biden. De momento, lo que parece llegará con más prontitud es la apertura de los servicios consulares en Cuba, que determinaría que ya los solicitantes de una visa para viajar a Estados Unidos con objeto de la reunificación familiar ya no deban viajar a Guyana.
Según el documento recién desclasificado Trump decidió reducir la presencia diplomática en La Habana sin requerir ninguna prueba que apoyara la hipótesis de los presuntos ataques. Si bien no niega que los diplomáticos norteamericanos sufrieran realmente afecciones califica la reacción de la Casa Blanca como deficiente:
“El origen causante de las lesiones es desconocido todavía. Hasta la fecha no existe una explicación acerca de la causa de dichos incidentes, no sabemos cuándo comenzaron, o quién los originó”, apunta el informe interno del Departamento de Estado redactado luego de cuatro meses de investigaciones en 2018.
Donald Trump se apuró a emitir un criterio apenas se conoció del posible “ataque”: “Yo pienso que Cuba es responsable; así lo pienso.”, afirmó, y algunos meses después Washington emitió mediante un comunicado una alerta sugiriendo no viajar a Cuba, para luego retirar casi dos tercios de su personal diplomático.
“La decisión gubernamental de retirar el personal de La Habana no siguió un estándar habitual de procedimientos de Departamento de Estado para situaciones similares. Tampoco fue antecedida ni seguida por otros análisis formales relativos a los riesgos y beneficios de la presencia física de los empleados del Gobierno estadounidense que continuaron en La Habana”, señalaba el recién desclasificado informe.
No.juegen mas con los sentimiento de las familias cubanas.los tienen esperanzados.pero sin una verdad absoluta.no prometan mas nada si no van a cumplir.un Dia Dios tendra misericordia de nosotros