Un mes sin gas licuado en Cuba: apagones, fogones y ninguna explicación.
La población sigue sin acceso al servicio desde principios de marzo. El gobierno guarda silencio mientras se acumulan las quejas y la desesperación.
La Empresa de Gas Licuado anunció el pasado 3 de marzo que la distribución del producto quedaba suspendida por déficit, y que el servicio se reanudaría tras una próxima importación. Desde entonces, no ha habido una sola actualización oficial.
La ausencia de información, sumada a los constantes apagones, ha puesto a miles de familias en una situación límite. En redes sociales y medios estatales como Cubadebate, los comentarios reflejan el malestar creciente: “No hay gas, no hay luz, ¿con qué se cocina?”, pregunta un usuario. Otro comenta con ironía: “Habrá que aprovechar el 1ro de mayo para cocinar antes que se acabe el desfile”.
Cocinar se ha vuelto un lujo
En muchas zonas del país, las cocinas eléctricas ya no son una solución. Con apagones de hasta 12 horas en varias provincias, el uso de leña y carbón ha regresado a patios y azoteas, como última alternativa.
Para quienes viven en edificios, ancianos solos o personas con movilidad reducida, la situación es todavía más grave. Maritza Leal, de 73 años, escribió en una publicación oficial: “No puedo caminar, no compro desde noviembre y nadie me aclara mi turno”.
Lo más preocupante para muchos no es solo la falta del producto, sino la falta de comunicación. Ni Cupet ni el Ministerio de Energía y Minas han ofrecido un parte claro sobre cuándo volverá a distribuirse el gas. La palabra “temporal” del primer anuncio se ha convertido, en la práctica, en una suspensión indefinida.
La población exige claridad
El clamor ciudadano no ha disminuido. Cada publicación institucional recibe decenas de comentarios preguntando lo mismo: ¿para cuándo las balitas?, ¿dónde está el gas?, ¿por qué no se informa?
Incluso quienes intentan comunicarse por vías formales aseguran que no reciben respuestas. “Es abusivo lo que está pasando”, escribió una usuaria que lleva dos meses sin gas. Otra añadió: “No hay luz para cocinar con electricidad y tampoco hay gas. ¿Qué queda?”.
Mientras tanto, crecen los rumores sobre posibles cambios en la forma de pago o distribución. Aunque la empresa desmintió que se pretenda vender el gas en moneda libremente convertible, la falta de transparencia alimenta la desconfianza.
Una necesidad básica ignorada
El gas licuado es, para buena parte de la población cubana, la principal fuente para cocinar. Su ausencia, en medio de una crisis económica cada vez más profunda, ha encendido el malestar social.
La escasez de alimentos ya era crítica. Ahora, muchas familias no solo luchan por conseguir qué comer, sino también cómo prepararlo. El silencio de las autoridades se ha convertido en otro obstáculo más en la vida diaria.
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