Aunque los primeros pesos cubanos fueron creados por el Banco Español de la Isla de Cuba durante la etapa colonial, el país no tuvo moneda nacional hasta los días del gobierno del general mambí Mario García Menocal. Entonces el patrón utilizado fue la plata y como referente se adoptó el dólar norteamericano.
Hasta 1995 el peso cubano se imprimió siempre en el extranjero, primero en Estados Unidos y luego en algunas de las repúblicas que conformaron el antiguo bloque socialista.
En la década de los años 90 del pasado siglo, tras la despenalización del dólar en Cuba, surgió el Peso Cubano Convertible, el CUC o chavito, como también se le llama a esa suerte de “dólar nacional”, dada su relativa equivalencia con la moneda estadounidense.
Tras decretarse la derogación del uso del dólar en la circulación nacional, el 8 de noviembre de 2004, a nivel popular los cubanos también siguieron refiriéndose al CUC como “dólar”. Hasta ahora ha sido usual escuchar a muchos decir que un par de zapatos le costó 20 dólares, cuando en realidad fueron pagados en CUC.
En 2021 todo cambiará. Desde este 1 de enero con el inicio de la Unificación Monetaria todo, cuanto no sea aquellos bienes y servicios que se pagan desde la modalidad de Moneda Libremente Convertible (MLC), tendrán un único valor enunciado en pesos, un solo peso cubano, el CUP.
Pudiera pensarse que las dinámicas financieras en la isla seserán mucho más simples a partir de ahora. Al menos nominalmente hablando. Pero la eliminación del del CUC no traerá consigo la solución a cada uno de los problemas de los que hoy adolece la maltrecha economía insular.
Si bien varios economistas coinciden en señalar que se trata de un paso necesario en el largo y espinoso camino del ordenamiento económico, pocos negarían que desde muchos puntos de vista genera nuevos problemas y desafíos para los cuales habrá que encontrar una solución sobre la marcha.
2021 no será bisiesto, pero…
Entre las principales dificultades a las que tendrá que enfrentarse el pueblo cubano durante el nuevo año, la carestía de los alimentos y otros bienes de primera necesidad será, sin lugar a dudas, la que ocupe los mayores quebraderos de cabeza.
De momento nada parece indicar que vaya a generarse una mejoría gradual en los suministros de esos productos básicos hasta tanto no se recuperen aquellas actividades económicas que hoy aseguran la captación de divisas de la economía nacional. Por el contrario, la escasez de esos bienes, que se traduce en una creciente demanda insatisfecha, junto a la devaluación programada del Peso Cubano frente al dólar y el aumento de los ingresos globales en la población son el caldo de cultivo ideal para una superinflación en este 2021.
Según el economista cubano Pedro Monreal: “El problema no parecer ser que el ordenamiento no esté exento de riesgos inflacionarios. Parece más adecuado asumir con realismo la probabilidad (no solo la posibilidad) de que pudiera haber una inflación que redujese el poder adquisitivo promedio”.
2021 no será un año bisiesto, y por lo tanto no cargará sobre sí la funesta cábala de su predecesor. Sin embargo, por lo que respecta a los cubanos y su economía es un año que se anuncia, cuando menos, difícil. De cualquier manera, que la isla vuela a tener una sola moneda nacional, es para muchos, una buena señal de mejores tiempos que tendrán que llegar.