Desde el pasado mes de diciembre doce balseros cubanos permanecen detenidos en República Dominicana. Llevan ya dos meses y aún no resuelven sus casos las autoridades migratorias de ese país. Los migrantes irregulares arribaron allá tras ser rescatados por un barco mercante filipino en aguas del mar Caribe.
Los detenidos salieron de Cuba en dos grupos diferentes. Uno de ellos partió de Isla de la Juventud el 30 de noviembre último y el otro lo hizo desde Ciego de Ávila. El primero de ellos pasó más de 15 días a la deriva en el mar. Trascendió, también, que el segundo estaba compuesto por cuatro hombres y dos mujeres.
Los implicados están recluidos en el Centro de Detención de Migración Haina, en Santo Domingo. Hasta el momento, las autoridades cubanas acreditadas allá no les han ofrecido ayuda.
Travesía al borde del abismo
Una travesía de estas características, con embarcaciones rústicas, es siempre muy riesgosa. En este caso se unieron dos factores fundamentales, el sobrepeso que cargaban los botes y, para colmo, uno de ellos se rompió apenas salió de Cuba.
Los balseros cuentan la odisea vivida encima de sus botes. Debieron pescar y cocinar en la propia balsa para sobrevivir tantos días a la deriva. Pudieron hacerlo gracias a una pequeña hornilla de gas que llevaron.
En uno de los grupos viajaban una menor de 17 años y su padre quienes pidieron auxilio al barco filipino. Luego ambas personas sí pudieron volver a Cuba porque sus familiares pagaron sus boletos de avión.
La situación en República Dominicana es crítica para esos balseros porque el proceso de deportación es muy lento. Por otro lado, sus autoridades les han ofrecido la opción de enviarlos a un tercer país que los reciba sin visa. Sin embargo, los migrantes no tienen dinero para pagar el pasaje. Ahora mismo, su futuro inmediato es muy incierto.
