Las declaraciones han causado indignación entre los boricuas y miembros de la comunidad latina. Políticos puertorriqueños han condenado los comentarios racistas y a quienes los aplaudieron durante el mitin. Ahora los republicanos intentan distanciarse diciendo que no tenían conocimiento de lo que había planificado decir el humorista, sin embargo, no pocos señalan que a estas alturas de la campaña todo se revisa meticulosamente.
La clase política de Puerto Rico ha reaccionado con indignación tras los comentarios del comediante estadounidense Tony Hinchcliffe, quien en un evento de campaña de Donald Trump calificó a Puerto Rico como una «isla flotante de basura». Estas palabras generaron una ola de rechazo entre líderes de la isla, quienes ven en estos comentarios un reflejo de prejuicios raciales.
El gobernador de Puerto Rico, Pedro Pierluisi, expresó su repudio en su cuenta de X: “Basura es lo que salió de la boca de @TonyHinchcliffe, y quienes lo aplaudieron deberían sentir vergüenza por faltarle el respeto a Puerto Rico”. Pierluisi, del Partido Nuevo Progresista (PNP), añadió que estos comentarios evidencian los prejuicios que aún existen en Estados Unidos, subrayando la importancia de elegir líderes que se opongan a estas actitudes.
Hinchcliffe pronunció estas palabras en Nueva York, antes de que Trump hablara frente a unas 20.000 personas en el Madison Square Garden. El comediante, quien tenía planificada una visita a Puerto Rico esta semana, vio canceladas sus presentaciones en locales de San Juan y Humacao. Las administraciones de ambos lugares informaron que decidieron cancelar las reservas debido a las controversiales declaraciones de Hinchcliffe.
El Partido Republicano intenta distanciarse de los comentarios
En respuesta, el director de la campaña de Trump en Puerto Rico, Alfred Ocasio, lanzó un comunicado donde calificó a Hinchcliffe como un “desconocido que se dice comediante” y aseguró que sus palabras eran “repugnantes y racistas”. Ocasio enfatizó que el Partido Republicano rechaza el racismo y valora la diversidad, y añadió que solicitaron no volver a contratar a Hinchcliffe para eventos republicanos.
Por su parte, Jenniffer González, candidata a la gobernación por el PNP y simpatizante de Trump, describió los comentarios del comediante como “despreciables y repugnantes” y afirmó que no representan los valores del Partido Republicano. A su declaración se sumó Juan Dalmau, candidato del Partido Independentista Puertorriqueño, quien señaló a Trump como la raíz del problema, recordando episodios como el lanzamiento de toallas de papel tras el huracán ‘María’ y el retraso en los fondos de recuperación.
Jesús Manuel Ortiz, candidato por el Partido Popular Democrático, exigió que González retire su apoyo a Trump. «Estamos cansados de sus excusas y explicaciones cínicas. ¡Este pueblo se respeta!», expresó en sus redes sociales.
Reacciones de la comunidad puertorriqueña en Estados Unidos
El comentario también tuvo repercusión entre la comunidad puertorriqueña en Estados Unidos, especialmente en Pensilvania, donde vive alrededor de medio millón de puertorriqueños. Este estado, considerado clave en las elecciones del próximo 5 de noviembre, podría verse influido por el voto puertorriqueño.
El arzobispo de Puerto Rico, Roberto O. González, también se pronunció, afirmando que “Puerto Rico no es una isla flotante de basura” y defendiendo a su tierra como “una nación rica en cultura y llena de gente noble y valiente”. En su comunicado, el arzobispo llamó a Trump a disculparse públicamente, argumentando que el humor no debe cruzar los límites del respeto y la dignidad humana.
Con el voto puertorriqueño en juego, este incidente podría afectar el panorama electoral y generar un costo político para Trump entre la comunidad hispana en Estados Unidos.