La depresión tropical número 7 de la actual temporada ciclónica se formó este martes 21 de julio de 2020, y de cumplirse los pronósticos, podría convertirse también en la séptima tormenta tropical del año 2020.
Y no sería, precisamente, la número 7 de la temporada ciclónica iniciada el 1.o de junio, porque en mayo las extemporáneas Arthur, formada el día 16 al este de La Florida, EE. UU., y Bertha, el 27 frente a las costas de Carolina del Sur, habían inaugurado la lista de nombres difundida por el Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos.
Les siguieron cuatro: la temprana «Cristóbal» el 2 de junio en el Golfo de México; «Dolly», el 22, frente a la costa este de México, en el golfo de Campeche. «Edourd» se formó el 4 de julio en el norte del Atlántico, alejado de las costas de Estados Unidos, y «Fay, se inscribía el día 9 al norte del Golfo de México.
Se prevé que la séptima depresión, que se originó en el Atlántico central el 21 de julio, continúe su desarrollo, y este miércoles 22 podría convertirse en una tormenta tropical, con el nombre de «Gonzalo».
De ocurrir así, igualaría la cifra de siete organismos con nombre alcanzada en el séptimo mes del año 2005, en ese caso sí desde el inicio de la temporada, porque la primera, «Arlene», surgió el 8 de junio, mientras que la séptima, «Gert», lo hacía el 24 de julio.
El 2020 parece adelantarse a sus precedentes en cuanto a la aparición de los fenómenos, con la primera, segunda, tercera, cuarta, quinta y sexta tormentas tropicales nombradas más tempranas.
«Gonzalo» tal vez acapare igual condición como la séptima, en un año en que las previsiones sitúan en 15 el número de tormentas tropicales que pudieran afectar el Atlántico Norte, el mar Caribe y el Golfo de México. La cantidad es algo superior al promedio histórico, que fluctúa entre 10 y 12.
Expertos cubanos consideran que existe un 60 % de posibilidades de que el archipiélago sea afectado directamente por una de las ocho tormentas que podrían transformarse en huracán.
Pero ninguna ha alcanzado esta categoría en julio, a diferencia de 2005, cuando el séptimo mes del año acumuló tres huracanes en el Atlántico: «Cindy», «Dennis» y «Emily».
Una temporada de récords, y, también, la del huracán Katrina, que causó la muerte de alrededor de 1500 personas en los Estados Unidos.
Entonces, el Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos nombró 27 tormentas, por lo que, agotada la lista oficial que inició «Arlene» y concluyó «Wilma», tuvo que apelar a letras griegas: Alpha, Beta, Gamma, Delta, Épsilon, y Zeta, que alcanzó la máxima intensidad ya en 2006, el 2 de enero, para degradarse el día 6.
Para Cuba también hubo datos significativos, como el azote de un huracán de categoría 4 en la escala Saffir-Simpson en el mes de julio, único que nos afectó directamente, de los 15 que se formaron en el área. «Dennis», penetró el 7 de julio por la provincia de Granma, y luego de avanzar por los mares al sur, volvió a entrar en Cuba por la Ciénaga de Zapata, en la provincia de Matanzas, y la atravesó, para abandonar la isla por Santa Cruz del Norte el 9 de julio. Dejó tras sí 16 personas muertas y considerables daños materiales.
Los pronósticos para la temporada de 2020 distan de los registros alcanzados hace cinco lustros. Por el momento, Cuba centra la atención en la depresión número 7, quizás, la tormenta tropical Gonzalo.