“Cuando los dólares se reciben en billetes, para utilizarlos en transacciones internacionales, Cuba debe enviarlos al exterior y tener bancos que los quieran recibir, lo cual implica altos riesgos y costos adicionales”, así justificó el periódico Granma este lunes la necesidad de mantener el gravamen del 10% sobre el dólar estadounidense que se cambia en el país, una de las decisiones más cuestionadas del momento, pero existente desde hace 15 años.
El principal diario cubano reconoció este lunes los cuestionamientos que ahora mismo reciben las instituciones financieras del país por la Resolución No. 80 del 23 de octubre de 2004, una medida adoptada a fin de “desestimular la entrada de USD en efectivo al sistema bancario y financiero cubano”, según explica Granma.
“Hasta hoy no había llamado tanto la atención de los cubanos el asunto del gravamen al dólar, debido al predominio de la moneda nacional (CUP) o el peso convertible (CUC) en las operaciones comerciales de las personas naturales en la red de tiendas”, puntualiza el diario, desconociendo que se trata de una vieja demanda entre aquellos que durante todo este tiempo han recibido remesas familiares fundamentalmente desde los Estados Unidos.
No obstante, sí es cierto que la reciente adopción de nuevas medidas económicas como la venta en divisas de artículos electrodomésticos y automotores en nuevos establecimientos diseñados para esos fines ha alimentado el rechazo popular al referido impuesto del 10%.
Sin embargo, el medio de prensa defendió la existencia del referido gravamen, debido a las consecuencias derivadas del endurecimiento del embargo/bloque de los Estados Unidos sobre Cuba:
“Entre las principales legislaciones del Congreso y disposiciones administrativas que establecen la política del bloqueo contra Cuba se encuentra la prohibición, a cualquier persona natural o jurídica de EE.UU. o terceros países, de realizar transacciones en dólares estadounidenses con Cuba (…) Además, al no estar permitido efectuar pagos en dólares estadounidenses a terceros en el exterior, es preciso comprar monedas de reembolso, con las consiguientes pérdidas derivadas de las tasas de cambio.
De tal modo, al gravarse los dólares compensan o amortiguan los gastos cambiarios y los riesgos derivados por el traslado físico de los billetes hacia el exterior. Mientras que por otro lado se busca motivar a quienes deseen ingresar esa moneda en el país a que lo hagan por vías bancarias o mucho mejor aún, cambiándola por otras divisas fuertes, sobre las que no pesan restricciones ahora mismo , como es el caso de los dólares canadienses, los euros o las libras esterlinas, entre otras.
Ninguna de ellas son objeto de gravamen por los bancos cubanos, al igual que no se les descuenta un 10% a aquellas operaciones realizadas por medio de tarjetas magnéticas Visa o Mastercard que no hayan sido emitidas en EE.UU.
“Entre abril de 2018 y marzo de 2019, se registraron afectaciones al sistema bancario cubano por parte de 140 bancos extranjeros. En este periodo, aumentaron en 12 las instituciones bancarias extranjeras que se sumaron a la política de negativas a servicios aludiendo al bloqueo de EE.UU.”, puntualizó Granma.
No obstante, el periódico reconoció que el gravamen del 10 % es una medida que se encuentra en evaluación por parte de las autoridades financieras de la isla.
“El Banco Central de Cuba, en distintos espacios de información y análisis públicos, ha reiterado que el gravamen establecido para las operaciones en dólares estadounidenses en efectivo, ha sido y continúa siendo un tema de evaluación y permanente atención del sistema bancario y de las autoridades del Gobierno cubano”, explicó el rotativo.
Más allá del malestar popular con respecto al gravamen, este constituye el principal motivo para que los cubanos decidan cambiar sus dólares en el mercado informal antes que hacerlo en las Casas de Cambio (CADECA).
Mientras que 100 USD se convierten en 87 CUC cuando son cambiados en estas últimas, equivaldrían a 100 CUC (o incluso, 120 o 130 CUC en los momentos actuales) si son cambiados en el mercado cambiario informal.