Cuba se halla a las puertas de otro «período especial» o lo que es lo mismo, otra etapa de escasez económica.
Aunque el primer secretario del Partido Comunista, Raúl Castro asegurado que «no se trata de regresar a la fase aguda del Período Especial», el pueblo cubano teme lo peor.
El período especial fue una etapa de crisis posterior a la desintegración del campo socialista a inicios noventa, cuando el PIB disminuyó un 35 por ciento en tres años y faltaba la electricidad hasta 12 horas diarias.
La situación económica de Cuba siempre ha sido delicada y ahora que se recrudece el cerco de Estados Unidos a Venezuela, el socio comercial fundamental de la Isla, y se acentúa el bloqueo económico y financiera contra Cuba, en palabras del propio Raúl Castro, el país debe prepararse «para la peor variante».
«El tono del Gobierno de los Estados Unidos contra Cuba es cada vez más amenazador», aseguró Raúl y afirmó que «el fortalecimiento del bloqueo y la continua aplicación de la Ley Helms-Burton persiguen el viejo anhelo de derrocar a la Revolución Cubana por medio de la asfixia económica y la penuria».
El actual presidente Miguel Díaz-Canel remarcó: «la crudeza del momento nos exige establecer prioridades bien claras y definidas, para no regresar a los difíciles momentos del Período Especial».
El temor a un nuevo período especial espanta a todos los cubanos, que recuerdan los años terribles de los apagones, de un país paralizado.
Meses atrás comenzaron a escasear en Cuba productos básicos como la harina de pan, los huevos, el pollo, el aceite y varias medicinas, lo que ha generado largas colas y racionamiento de los insumos. Recientemente, también el combustible ha comenzado a escasear, y la suma de todo ha resucitado el temido fantasma del período especial.
La situación en Venezuela empeora y una salida del poder de Nicolás Maduro sería muy desfavorable para Cuba. Además, hoy son una realidad las presiones de Estados Unidos para espantar a empresarios extranjeros y para evitar que importantes bancos operen con Cuba.
A las presiones externas, se suman los males de la economía cubana. Males que se deben en gran medida a factores estructurales propios por la baja productividad, impedimentos burocráticas y exigua eficiencia de las propias empresas nacionales.
El gobierno ha reconocido públicamente que las «exportaciones no crecen con la dinámica requerida» y «no se alcanzan los niveles de inversión extranjera que demanda la economía para su funcionamiento». El resultado de estos factores negativos es el agravamiento de la falta de liquidez y la disminución de las importaciones.
Según las autoridades cubanas: «No se va a cumplir el plan de importaciones porque no se logran concretar los créditos debido, entre otras razones, a atrasos en el pago de deudas». Asimismo, se ha atribuido el desabastecimiento de productos y alimentos de primera necesidad, como el pollo, los huevos o la harina de pan, a esta coyuntura.
Hoy Cuba se debate entre la falta de liquidez, las bajísimas tasas de crecimiento de la economía, el agravamiento del bloqueo y la inestabilidad de Venezuela. Sobran razones para temer otro período especial.