El primer ministro Manuel Marrero Cruz señala como “vergonzosa” la necesidad de importar azúcar en la isla.
La industria azucarera de Cuba, una vez considerada el pilar de la economía nacional, enfrenta hoy una de sus peores crisis históricas. El primer ministro Manuel Marrero Cruz calificó como “vergonzoso” que el país, conocido mundialmente como un gigante del azúcar, se vea obligado a importar este producto debido al colapso de su producción interna.
Deterioro de la industria azucarera
Durante una intervención en la televisión nacional, Marrero reconoció que la actual zafra no comenzó con buen pie y que los problemas estructurales que arrastra el sector complican cualquier posibilidad de recuperación. “El general de ejército nos advirtió que sería una vergüenza importar azúcar, y esa vergüenza la estamos enfrentando”, expresó.
Entre los factores que afectan al sector, Marrero mencionó la falta de combustible y electricidad, que han perjudicado las operaciones de los ingenios y el cumplimiento de los planes de siembra. “Se han dado un grupo de indicaciones para maximizar los resultados en esta zafra, pero la maquinaria obsoleta y los fallos constantes en equipos clave como calderas y turbogeneradores dificultan enormemente el proceso”, explicó.
Una caída histórica
En la década de 1980, Cuba producía más de ocho millones de toneladas de azúcar al año. Sin embargo, esa cifra se desplomó a 480,000 toneladas en la zafra 2021-2022, el nivel más bajo en más de un siglo. Para la campaña 2024-2025, las proyecciones apuntan a una producción de apenas 300,000 toneladas, insuficiente para cubrir la demanda interna.
Los errores de gestión han sido señalados como una de las principales causas del declive. En 2002, Fidel Castro lideró el cierre de más de 70 centrales azucareros mediante la llamada “Tarea Álvaro Reynoso”, una medida que destruyó la tradición cañera de decenas de comunidades rurales.
Inversiones fallidas y nuevos intentos
En años anteriores, el país intentó rescatar la industria a través de inversiones extranjeras, como las realizadas por empresas brasileñas. Sin embargo, esos experimentos no lograron revertir la situación. Ahora, Marrero insiste en atraer capital extranjero no solo para los ingenios, sino también para la producción de caña. “Hemos implementado un programa para estimular la inversión extranjera en toda la cadena productiva”, afirmó.
Desproporción en las inversiones
Economistas como Pedro Monreal han denunciado que el gobierno cubano invierte significativamente más en hoteles que en la agricultura, lo que incluye los insumos necesarios para las zafras y la reparación de centrales. Según Monreal, las inversiones en el sector agrícola son trece veces menores que en el sector turístico, lo que ha acelerado el deterioro de la industria azucarera.
Una tradición en decadencia
La necesidad de importar azúcar marca un punto crítico para un sector que en el pasado fue la columna vertebral de la economía cubana. A pesar de las promesas de revitalizar esta industria, los resultados han sido insuficientes, y el país enfrenta hoy una realidad que contrasta fuertemente con su legado histórico.