Aunque las redes comunitarias como se conocen internacionalmente, no son algo privativo de la Isla, sí ha sido una alternativa durante una década a la falta de acceso al Internet desde la Isla, pero en un principio siquiera fue ese su objetivo. De hecho en sus inicios, hace casi una década, la red de la calle o Snet (Street Network) no podía conectar las personas. En los parques de la Isla no existía la conexión wifi, pero fue organizándose para otras actividades donde no hacía falta la conexión. Una vez aparecieron las zonas, la Snet, ayudó a llevar de forma gratuita, la Internet hasta los hogares cubanos.
Pero desde mayo de 2019, el gobierno de la Isla, permitió lo que se hacía desde entonces, crear dichas redes de conexión inalámbrica o alámbrica entre las personas naturales, sin intervención del organismo estatal, que en este caso es ETECSA. La Snet desde antes, utilizaba su propia infraestructura, adquirida fuera del país, y con el costo de entrada que esto significaba. La idea era esa, conectar a los desconectados, aunque no siempre algunos ejecutores lo plantearan de manera gratuita.
El gobierno cuando se refirió a legalizar dichos sistemas, no se refirió a ellos tal cual se conocen a nivel global, sino que la llamó redes privadas, para atenerse a lo que el reglamento de su Ministerio de Comunicaciones estima. Ya que el mismo es sumamente restrictivo y negaba la existencia de la Snet, y su actuar como sujeto fundamental para propagar en la Isla, el acceso a la red de redes. Por lo que de cierta manera, el Ministerio con esta aprobación, reconoce también que a su monopolio ETECSA, le había salido competencia. Aunque está claro que la pelea por ese espacio en la Isla, recién empieza.
En 2018, una dirigente de ese Ministerio, explicaba a la prensa oficial, por qué la Snet estaba “prohibida” en Cuba, y entre las excusas que planteó se encontraba que esta podía interferir con las estatales. Lo que ahora suena contradictorio, cuando el monopolio de las comunicaciones en la Isla sigue existiendo y se autorizaron las redes comunitarias con bombo y platillo. ETECSA incluso sigue cobrando un CUC por 1 hora de consumo desde un parque wifi, y siete CUC por 600 MB en un paquete de datos. O sea, se desconoce en qué intervino la Snet para que el desarrollo de lo estatal se detuviera hasta hoy.
Estas medidas, por supuesto generaron insatisfacción desde la Snet, pues estos habían logrado consolidar un orden dentro del desorden de la conectividad en Cuba. De todas maneras, ETECSA, y el dinero que se empleaba en la conexión a través de dichas redes, continuaba perteneciendo a la empresa estatal. La diferencia, es que la Snet permitía el acceso sin tener que exponerse a la incomodidad y falta de privacidad, en que funcionan las actuales conexiones wifi de la Isla. La empresa estatal solo podría argumentar que la red se saturaría, pero es algo que ha estado sucediendo durante una década. El servicio alternativo que es el Nauta Hogar, todavía no cubre una ínfima parte de las necesidades de los cubanos. Por ello una alianza con la Snet vendría a convertirse en la manera más eficiente de resolver la accesibilidad de los nacionales a la Internet, dado que abaratarían su costo considerablemente y su confort, que también es importante.
Para que ello funcione en su totalidad, es necesario que la tarea de informatización se administre más desde un punto de vista social, que de negocio, como se mira en la actualidad. También que se avance en un marco legal donde se disminuyan las restricciones técnicas del organismo estatal. Por ahora, sigue siendo una alternativa para los cubanos, sin que ello le estorbe demasiado a ETECSA.