Un hecho insólito sorprendió a los habitantes de la comunidad rural de Cabonico, en el municipio Mayarí, provincia cubana de Holguín.
Un pollito con cuatro patas nació en la finca La Irene, propiedad de José Antonio Peñate, un campesino de 67 años que nunca había visto algo así. El pollito fue llamado “El dichoso” y se convirtió en la atracción de la familia y los vecinos, que lo fotografiaron y lo admiraron por su singularidad.
El dichoso es un pollito normal, excepto por sus dos patas extras que le salen por detrás del cuerpo y que no le impiden moverse con agilidad por el patio de su casa.
El dueño del pollito, José Antonio Peñate, dijo que nunca había visto un caso como este y que era toda una atracción para la familia y los amigos.
Aseguró que el pollito se llama “El dichoso” porque nació el día de San Valentín y porque es un regalo de la naturaleza. Los vecinos de la comunidad rural de Cabonico también se mostraron sorprendidos y curiosos por el fenómeno y algunos lo consideraron una bendición divina.
Otros, en cambio, lo vieron como un presagio de malos tiempos o una señal de contaminación ambiental.
El caso del pollito de cuatro patas plantea algunas implicaciones científicas y éticas que vale la pena analizar.
Desde el punto de vista científico, se trata de una malformación genética que puede deberse a la presencia de dos óvulos en un mismo huevo o al exceso de humedad durante la incubación. Estos factores pueden provocar la fusión de los embriones y dar lugar a un animal con características anormales.
Desde el punto de vista ético, se plantea la cuestión de cómo tratar al pollito y si es conveniente mantenerlo con vida o sacrificarlo por razones humanitarias. Algunos podrían argumentar que el pollito tiene derecho a vivir y que su dueño debe cuidarlo y protegerlo. Otros podrían sostener que el pollito sufre innecesariamente y que su existencia no tiene sentido.