El presidente estadounidense, Donald Trump, asumió en las últimas horas que su administración considera en estos momentos y muy seriamente suspender la ciudadanía por nacimiento a los hijos de inmigrantes que entraron de manera ilegal o que no cuenten la ciudadanía al momento del nacimiento del pequeño.
«Estamos examinando eso muy en serio, la ciudadanía por nacimiento cuando tienes un bebé en nuestra tierra, o caminas por la frontera y tienes un bebé, felicidades, el bebé ahora es ciudadano estadounidense… Es algo francamente ridículo», explicó Trump a algunos periodistas reunidos fuera de la Casa Blanca.
Se trata de un tema que apasiona al presidente sin lugar a dudas puesto que desde el año pasado se viene pronunciado a favor de terminar con los beneficios de otorgar ciudadanía por nacimiento a todos los niños y niñas que nazcan en suelo norteamericano. No obstante, el republicano ha encontrado una fuerte oposición entre algunos constitucionalistas que aseguran que la medida es violatoria de la ley de leyes.
En efecto se trataría de un procedimiento anticonstitucional si se tiene en cuenta que la constitución de 1868 en su enmienda numero 14 establece claramente aquello que ahora Trump quiere eliminar: «Todas las personas nacidas o naturalizadas en los Estados Unidos, y sujetas a su jurisdicción, son ciudadanos de los Estados Unidos y del Estado donde residen».
Como es de esperar, los activistas y constitucionalistas que se oponen a la visión de Trump, se escudan precisamente en el texto de la Constitución, para argumentar que una orden que vaya en contra de ese articulado sería totalmente ilegal.
Muchos reprochan igualmente las proyecciones del presidente por considerarlas contrarias a sus propios orígenes, pues él mismo proviene de una familia de emigrantes.
La madre de Trump era una inmigrante de origen escocés nacida en la isla de Lewis, al norte de las Hébridas Exteriores, y también sus abuelos por la parte paterna fueron inmigrantes de origen alemán.
Su abuelo, Frederick Drumpf, quien se cambió el nombre de nacimiento por el de Friedrich Trump, emigró de Alemania a Estados Unidos en el año 1885, y siete años más tarde adquirió la nacionalidad.
Sin embargo, Trump siempre ha sido un enemigo declarado de los emigrntes, y no ha perdido tiempo en su carrera política para cuestionar la presencia de latinos en Estados Unidos. De hecho, el propio 16 de junio de 2015, en la ciudad estadounidense de Nueva York, cuando anunció su pre-candidatura por el Partido Republicano para las elecciones presidenciales del año 2016, criticó el poderío económico de China en la geopolítica mundial y sobre todo la presencia de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos.
Aquel discurso generó gran controversia y rechazo entre la comunidad latina de los Estados Unidos ya que hizo comentarios realmente despectivos hacia México, etiquetando a los inmigrantes ilegales de ese país como «delincuentes, corruptos y violadores», y dando a conocer su deseo de erigir un muro entre las fronteras de Estados Unidos con Latinoamérica, una construcción que tendría que ser asumida por México.
Los comentarios despectivos y xenófobos del actual residente han determinado que no pocas figuras y compañías se deslinden de su figura política como es el caso de NBC, Macy’s y Univisión las cuales cortaran relaciones de tipo comercial con la firma Trump.
Mark Zuckerberg, el millonario fundador de Facebook, dejó claro El 17 de agosto, que no concordaba con el pensamiento del magnate presidente Donald Trump, mientras dignificó la figura de los inmigrantes a través de su perfil en Twitter con emotivas palabras donde afirmaba que Estados Unidos había sido fundado como “una nación de inmigrantes”.
Muchas otras celebridades han mostrado rechazo a las políticas antiinmigrantes de Trump, como es el caso de Rob Schneider, Shirin Ebadi, Angelina Jolie, Eugenio Derbez, Cher, Jacqueline Bracamontes, Antonio Banderas, Ricky Martin el grupo musical Maná, entre muchos otros.
