Directorio Cubano propone agregar una nueva receta a nuestra colección de platillos a base de calabaza. Es un alimento noble. Rica en fibra y agua, ligera y fácil de digerir, pero llena de nutrientes. Abundante, y barata en comparación con otras hortalizas. Vistosa, sensual y mística. En Cuba, muy asociada a la Virgen de la Caridad y Ochún.
En Cuba, por lo general la consumen cocida: como vianda acompañante y en ensalada, (sola, o acompañada de otros vegetales). También es muy popular el flan de calabaza. Menos común resulta su consumo en forma de crema.
Hoy nos salimos del molde. La propuesta: dulce de calabaza (diferente del flan). Una buena opción de postre, así como de tentempié para cualquier hora del día, y hasta para el desayuno.
“Una de las recetas con calabaza favoritas de los niños. Podemos untarlo en una rica tostada, o combinarlo con queso fresco. ¡Riquísimo!”, anuncia Elia Tabuenca.
Ingredientes:
- 1 kg de calabaza
- ½ kg de azúcar (podemos ajustar al gusto solo un poco)
- canela (en rama y en polvo)
- ½ limón
Preparación:
- Lavamos muy bien nuestra calabaza por fuera. Pelamos, y quitamos semillas y venas. Volvemos a lavar bien, para asegurarnos de eliminar cualquier residuo de tierra, insectos, pesticidas.
- Cortamos en dados pequeños, y los colocamos dentro de una vasija honda y ancha.
- Echamos todo el azúcar sobre la calabaza.
- (El objetivo es impregnar todos los trozos de azúcar).
- Dejamos reposar por tres horas como mínimo. De a poco la calabaza va destilando agua que se mezcla con el azúcar. Mientras más alargamos el reposo, más cremoso y consistente nos queda el dulce.
- Al cabo, ponemos la mezcla en una cazuela. Agregamos la canela y el zumo de limón. (El ácido aporta un sabor más fuerte, y contrarresta el exceso de dulzor).
- Ponemos a cocer, a fuego lento, durante 45 minutos.
¡Muy importante! Debemos remover con constancia, y evitar que la mezcla se pegue a la olla. Así evitamos arruinar el sabor de nuestro dulce.
El agua destilada por la calabaza se evapora poco a poco, y ello provoca la solidificación de la mezcla. La textura del dulce depende del tiempo de cocción, puede ajustarse a nuestros gustos e intereses.
Un mismo dulce, tres acabados
- Podemos servirlo como mismo queda: en trozos. Para mejorar la presentación podemos agregar ramitas o polvo de canela.
- Si queremos evitar encontrarnos con pedazos de fibra demasiado grandes, tenemos la alternativa de batir el dulce, para conseguir una pasta homogénea. (Un paso extra de cuidado es pasar esa pasta por un colador metálico, como el que usamos para el boniatillo).
“Al servir también podemos añadir polvo de canela por encima, e intensificar el sabor. El resultado es una especie de mermelada de calabaza gourmet”, nos dice Elia.
- También podemos alargar el tiempo de cocción, y conseguir un dulce de calabaza “cristalizado”.
Si lo echamos en un molde o recipiente (poco profundo), cuando enfríe obtendremos un dulce similar al tradicional membrillo.
“Así, podemos cortarlo en lascas y ponerlo sobre pan o queso, o bien, comerlo solo con los dedos. ¡Delicioso!”, concluye Elia.