Una pasta a base de ajíes maduros, de los que en Cuba se conocen como “cachuchas”. Ideal para cremas, salsas, guisos y aderezos. ¡La sencillez hecha receta! Y el resultado: oro puro. Directorio Cubanolo asegura.
El ají a utilizar es el popular ají dulce, un fruto autóctono de Venezuela y otros países caribeños. En Cuba lo llaman ají “cachucha”, debido a su forma tan graciosa, algo diferente al del resto de las variedades de ajíes.
El ají cachucha no pica casi, gracias a su bajo nivel de capsaicina, y tiene un sabor tirando a dulzón.
Beneficios de la pasta de ají dulce
- Es una pasta muy fácil de elaborar, por la sencillez del procedimiento. Y también porque solo necesitamos dos ingredientes para hacerla: ajíes y agua.
- Nos resultará muy versátil. Resulta un condimento ideal para guisos, salsas, cremas, aderezos, empanizados.
- Funciona como método para ahorrar tiempo. Una vez la tengamos lista, nos bastará adicionar una cucharada (o al gusto) a cualquier platillo que lo necesite, y estemos cocinando.
- Constituye un excelente modo de conservar los ajíes. Podemos comprarlos por grandes cantidades, hacerlos pasta, y congelarlos por raciones. Así tendremos ají dulce por meses y meses.
¿Cómo preparar la pasta de ají cachucha?
Lo primero es seleccionar los ajíes a usar. En este caso escogimos los maduros, rojitos y naranja-intensos. Estos le aportarán colorido a nuestros guisos, luego.
No debemos preocuparnos tanto de la cantidad, pues el resultado final será el mismo. Aunque obvio, como mínimo un puñado.
- Empezamos por limpiarlos. Con la ayuda de un cuchillo les quitamos los tallos. Y, si queremos evitar cualquier rastro de sabor picante, debemos quitarles también las semillas y las venas. Es en esas zonas donde se concentra la capsaicina. Entonces los abrimos por la mitad y vaciamos.
- Lavamos bien nuestros ajíes.
- Los ponemos en una batidora, y los trituramos. Adicionamos un pequeño chorro de agua (para facilitar el licuado). Usamos la velocidad máxima 2 minutos como mínimo.
- Luego colocamos el batido dentro de un sartén hondo (en dependencia de la cantidad), a fuego medio, y dejamos reducir. Revolvemos de vez en cuando, para evitar que se pegue.
- Por último, comprobamos si nuestra pasta ya está a punto. Con una cuchara, abrimos un surco en el medio, y si pasado unos segundos no se cierra, no necesita más cocción.
Solo nos queda dejarla enfriar. Después, la almacenamos en refrigeración. Podemos guardarla en un solo pote, esterilizado y de cierre hermético, preferiblemente. También podemos dividirla en raciones pequeñas, para solo sacar del frío la porción a utilizar cada vez.
Esta última opción la recomienda “derppunk”. “Tenemos que poner a correr nuestra creatividad en la cocina”, agrega.
Nosotros somos Directorio Cubano, ahora también explorando el mundo gastronómico. Nos encantaría que compartieran sus propias historias de cocina en nuestra comunidad.