Comprar la ya famosa “balita” de gas en la capital de Cuba es, para la mayoría, vivir una verdadera Odisea. Hecho que se reitera cada jornada, semana, mes, en La Habana. Las colas actuales presumen, incluso, de contar con 200 o más consumidores, ávidos de adquirir el combustible para cocinar los alimentos en casa.