Ha sido la típica manera de tirar el sofá por la ventana. La pelota cubana ha convertido la próxima Serie Nacional de Béisbol en la “serie de las sustituciones”. Y ha sido en un extraño efecto dominó, todos han caído, primero por rumores, luego con sentencias alegóricas a resultado poco ajustables a las provincias. El béisbol provincial, en sus egoísmos geográficos, exige más, quiere más incluso que lo que el propio béisbol nacional puede darle a sus parciales en la Isla.