El Departamento de Comercio de Estados Unidos informó recientemente que la economía del país se contrajo en un 0.9% durante el segundo trimestre del 2022.
Se disparan las alarmas ante una posible recesión porque es el segundo período de este tipo que se encogen los datos de la vital rama.
Durante el primer trimestre de 2022 la caída fue aún mayor, del 1.6% interanual. Dos descensos consecutivos del Producto Interno Bruto son síntomas, aunque informales, de una posible recesión futura.
Lo más preocupante es que se reflejaron múltiples debilidades en todos los sectores de la economía del país. Por ejemplo, para que tengas idea de algunos datos relevantes, el gasto del consumidor se desaceleró. Cayó la inversión empresarial y se redujeron los inventarios.
Por si fuera poco, el gasto público también se redujo. Los elevados impuestos fueron los verdugos del sector de la construcción. Esta rama vio cómo su tasa anual descendió un 1.4%.
La fuerte inflación a la que se enfrentan, tanto consumidores como las compañías, han traído consigo un aumento de los precios del crédito.
La Reserva Federal por frenar la inflación
A mediados de esta semana la Reserva Federal subió su tasa de interés en tres cuartos de punto. Esta es la segunda vez al hilo que lo hace con el fin de frenar la inflación más fuerte de los últimos 40 años.
A su vez, la Reserva pretende contener el alza desmedida de los precios y al mismo tiempo evitar una peligrosa recesión. A propósito trazan estrategias para que la solución no sea drástica.
Los consumidores tienen muchos temores en estos momentos y han perdido la confianza debido a la inflación. Presentan, incluso, ansiedad sobre el estado de la economía del país. Existe una marcada incertidumbre respecto al futuro a corto y mediano plazo de ese sector.