Burocracia entre Cuba y Uruguay frena trámites de cubanos en el país sudamericano y afecta vidas y procesos para asentarse con normalidad en un país «de moda» entre los que salen de la isla en la actualidad.
La prensa uruguaya se hizo eco recientemente sobre varios casos, uno de ellos es el de Marisa Hernández, quien huyó de la violencia en Venezuela con la esperanza de rehacer su vida en Uruguay. Allí encontró trabajo, pareja y estabilidad, pero no contaba con que la burocracia le jugaría otra mala pasada.
Desde hace más de seis meses, su intento de casarse con el cubano José Antonio Pérez está paralizado por un insólito cruce de normativas entre Uruguay y Cuba, que afecta a decenas de ciudadanos.
El problema tiene nombre y apellido: la imposibilidad de registrar divorcios cubanos en Uruguay. Desde 2023, los tribunales de Cuba emiten únicamente certificados de divorcio en extracto, en lugar de las sentencias completas y legalizadas que exige la legislación uruguaya para validar esos procesos.
Este cambio administrativo, impulsado por el aumento de solicitudes de documentos para trámites migratorios en la isla, ha dejado a los cubanos varados legalmente en Uruguay. No pueden casarse, vender propiedades, ni avanzar en trámites básicos. En otras palabras, no pueden ejercer sus derechos civiles plenamente en el país sudamericano.
Una traba que atrasa vidas y trámites de cubanos en Uruguay
En el Registro Civil uruguayo se acumulan al menos una decena de expedientes bloqueados por esta situación, según confirmó al diario El País de Uruguay, Lourdes Sánchez, asesora del organismo.
Sin embargo, el número real podría ser mayor. Las oficinas estatales reciben cada semana a ciudadanos cubanos que, con documentos en mano, son rechazados una y otra vez.
“Es una situación cruel”, reconoció Silvia Facal, la nueva directora del Registro Civil, quien asegura que están trabajando junto al Ministerio de Educación y Cultura para destrabar estos casos y buscar alternativas legales.
Pero hasta que no haya una respuesta del consulado cubano en Montevideo, cualquier intento es estéril.
El consulado cubano, contactado por El País, no brindó respuesta formal. Su representante, Ezequiel Ricardo Díaz Rueda, se limitó a decir que el problema “es del gobierno uruguayo”, y recomendó entrevistar a sus autoridades.
Mientras tanto, los afectados esperan. La historia de Marisa y José Antonio no es la única. Otras parejas mixtas, como Osleydis Gutiérrez y Martín Cabrera, viven la misma angustia. “Nos sentimos en un limbo legal”, dijeron.
Más allá del papeleo, se trata de personas reales con proyectos de vida detenidos por trabas burocráticas entre dos países.
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